El gigante asiático registró más 30.000 personas contagiadas, y cada vez más ciudades dieron orden de quedarse en casa a decenas de millones de habitantes.
La epidemia también se cobró la vida, este viernes de madrugada, del oftalmólogo Li Wenliang, que murió en el hospital central de Wuhan. Él fue uno de los primeros en dar la voz de alarma ante la aparición del brote, lo que le costó que las autoridades lo acusaran de “propagación de rumores”.
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