En su arista positiva los Capítulos 7 ó 13 de la bancarrota conllevan a la suspensión inmediata del cobro de las deudas contraídas hasta el momento de la solicitud, durante de tramitación que puede extenderse por largo el tiempo, el necesitado estará libre de pagar ejecuciones, recuperaciones de bienes, embargos y suspensión de la provisión de servicios públicos.
Además se eliminan la mayor parte de las deudas no garantizadas como las de tarjetas de crédito, préstamos personales y cuentas médicas, lo que libera al deudor de todo compromiso de pago y le posibilita reiniciar su vida financiera y reconstruir su crédito.
Si se declara en bancarrota bajo el Capítulo 13 puede conservar importantes bienes como una casa hipotecada o el automóvil, opción que exige poseer ingresos y capacidad para hacer pagos mensuales en un lapso de 3 a 5 años.
La bancarrota tiene también marcadas desventajas que el deudor debe considerar oportunamente, el informe crediticio y la calificación negativa permanecerán hasta 10 años y pueden imposibilitar obtener un crédito, un seguro, un empleo o hasta rentar una vivienda.
En muchos casos no se pueden liquidar todas las deudas y quedan los compromisos
de pago por manutención, pensión alimenticia, préstamos estudiantiles y la mayor parte de las obligaciones fiscales.
Los llamados bienes "no exentos" podrían venderse o entregarse a los acreedores para pagar derechos o hipotecas en caso de que el deudor presente una declaración de bancarrota bajo el Capítulo 7, el cual impone esperar ocho años luego de recibir una rehabilitación de poder volver a hacer una presentación similar, mientras el Capítulo 13 establece un período de espera de dos años.
Al irse a la bancarrota se debe pensar también en los codeudores quienes tienen su riesgo y compromiso en las deudas por lo que es prudente consultar el tema con expertos que puedan sugerir decisiones acertadas para cada caso particular.
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