VERDADERA LEYENDA DEL MERENGUE TÍPICO, Juan Pérez Batista
Este es el compositor de dos de mis canciones favoritas "El pájaro pelu" Y "Las tres muchachas" O como se conoce las hijas de don pancho
–Juanito–, nació en Burende, jurisdicción de La Vega,
probablemente en el año 1911.
Al igual que varios de sus hermanos, se interesó por
el acordeón y aprendió a tocarlo desde muy pequeño,
cuando escuchaba a su papá tocando uno de esos instrumentos.
Juanito Pérez se acreditó como gran acordeonista y productivo
compositor entre los muchos grandes del género que
se levantaron, entrado ya el gobierno de Trujillo. Las vueltas
de la vida lo llevaron a fijar su residencia en Bonao, que
entonces era municipio de La Vega. Se casó y formó familia
con Carolina Vallejo –Nina–.
Bonao era el feudo particular de Petán Trujillo. Una de
las predilecciones de este poderoso personaje eran las fiestas
de merengue típico, y, con frecuencia, quien amenizaba
esas parrandas era Juanito Pérez. Son muchos los que aseguran
que era este el músico preferido de Petán.
Hombre amistoso, divertido, dispuesto siempre a la parranda
entre amigos, Juanito Pérez era un acordeonista completo,
pimentoso, ligero en la digitación, incansable tocando,
Juan Pérez Batista
–Juanito Pérez–
espontáneo, producía un merengue auténticamente típico,
conforme con las formas y los estilos de su época. Su música
dulce y movida convidaba al baile y contagiaba a los asistentes
a las fiestas de “amaneca” que se celebraban en ese
entonces.
Además de buen músico, Juanito Pérez fue un destacado
compositor. Muchas de sus grabaciones se convirtieron
en éxitos discográficos y aún hoy siguen afirmados en la
predilección de los simpatizantes del merengue de línea.
El acordeonista y compositor Juanito Pérez,
y sus acompañantes.
Toca la guira, Milciades Reynoso.
–Foto cortesía de don Milciades Reynoso–
De sus creaciones se nutrieron muchos merengueros, entre
ellos El Monarca, Tatico Henríquez, que llevó al disco y popularizó
varios merengues de los de Juanito.
Las composiciones que se atribuyen a la vena creadora de
Juanito Pérez tienen letras variadas. Algunos tan picantes
como El Pájaro Pelú, y otros con letras propias de la poesía
popular, como La Cama:
Que hago yo con buena cama / cama de buen espaldar /
sino tengo quien me diga / echa pa’ ca que te cae / … /.
Como Las Tres Muchachas:
Oiga compadre una cosa y venga acá / una noticia que
me han dado por allá / están de fiesta, por ahí por el barrio /
y las tres muchachas de don Pancho / van pa’ allá / ... Son
tres muchachas bonitas de verdad / con unos ojos que fascinan
al mirar / y yo que tengo / amores con una / y si la
fiesta amanece usted verá… Y cuando llegue el alcalde / aquí
no se baila más / y yo con mi morenita / de la curvita pa’
allá / … /.
Juanito Pérez sentía el merengue y lo disfrutaba con el
intenso deleite de los grandes merengueros.
–Mi papá no vivió de la música, sino que él vivió la
música, por que esa era su mayor pasión–, dice Leopoldo
Pérez –Leo–, anestesiólogo, hijo de Juanito, al ser entrevistado
en su residencia de Bonao, el 15 de octubre del
2001.
Asegura el mismo Leo, que su padre ejerció otro oficio,
el de zapatero, del cual percibía parte de sus ingresos. Pero
el amor mayor del célebre artista fue el acordeón. Sabía tocarlo
como pocos en su tiempo, y también se hizo arreglador
y reparador de ese instrumento.
Ya en la madurez de su vida, Juanito Pérez seguía tan
activo como siempre en la música, en la mecánica de los acordeones
y su actividad de zapatero; hasta que un incidente
que terminó en tragedia puso fin a su vida. Según dice
José Ramón Vallejo –Cheo–, un hábil tamborero, hijo de
Juanito; y reitera doña Belkis, esposa de Cheo, ambos residentes
en Bonao, el deceso del legendario merenguero
ocurrió en Santo Domingo, el 29 de julio de 1984. Tenía
73 años.
Llama la atención el que el nombre y la herencia musical
de Juanito Pérez se reconozcan tan poco en estos
tiempos. De los acordeonistas jóvenes muy pocos saben
que existió, aunque tocan con furor los merengues que él
produjo. Muchos de esos merengues han sido grabados
una y otra vez, sin que se mencione siquiera por justicia
al padre de los mismos.
Y así, se hunde con alarmante rapidez en las hondonadas
del olvido, la memoria de uno de los más diestros y
fieles ejecutantes del merengue de gallera y enramada.
Antes de que
te vayas...
RAFAEL
CHALJUB MEJÍA
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