Alcedo Espinal Ureña fue y seguirá siendo un grande de la música típica

Yo tuve el honor de conocer y tocar la güira con ese gran músico Alcedo Espinal. Paz a sus restos y su legado quedara por siempre.  ATT: Evelio Pena
LA HISTORIA DE CÓMO ALCEDO ESPINAL UREÑA se inició en la música es casi una copia de la de muchos otros acordeonistas.
El papá de este músico se llamaba Alcedo Espinal, nacido
en 1880. Se casó con María Cornelia Ureña, nativa de San
José de las Matas, Santiago, y de ese matrimonio nació
Alcedito, en Mao, el 23 de septiembre de 1925.

Alcedo, el padre, tenía un acordeón y desde que este salía
del hogar, Alcedito, que estaba pequeño se ponía a curiosear
con el instrumento. Lo demás, fue el mismo cantar de
otros niños músicos, Alcedito aprendió, creció, se hizo hombre
y se entregó a la música, hasta llegar a ser uno de los
más renombrados merengueros típicos maeños.
Alcedito se casó con María Dolores Uceta, natural de La
Meseta, del municipio de Monción, uno de los puntos a los
que Alcedito iba a tocar. Pero Alcedito Ureña no sólo tocaba
en Mao y en Monción, localidades en las cuales se han celebrado
tradicionalmente las patronales dedicadas a San Antonio,
“Patrón de Guaraguanó”; sino que era igualmente solicitado
y amenizaba fiestas en otros puntos del Norte y de la
Línea Noroeste. Por todos ellos paseó su arte y dejó el rastro
de la buena fama. Alcedo Espinal Ureña
–Alcedito Ureña–
Produjo también sus composiciones. La Mujer Querida,
Homenaje al Cibao, El Paso de Jiménez, Merengue a Gustavo
Jorge, son los títulos de algunas de ellas.                                                                                                A propósito de Homenaje al Cibao, cabe decir que fue
rescatado del silencio y el olvido, y ofrecido al público en
una grabación que a finales del 2001 lanzó el mercado el
acordeonista Bartolo Alvarado. Ejecutado con la dignidad y
la maestría con que es capaz de hacerlo este maestro, esta
composición, rica en letras y en contenido musical, sirve
para probar la calidad de su autor, Alcedito Ureña:
Yo soy buen dominicano / y lo dice el pueblo entero / no
me olvido del merengue / aunque esté en el extranjero / …
quiero cantarle un merengue / y lo digo de verdad / soy típico
cibaeño / aunque viva en la ciudad /.
Cibaeño / y no lo puedo negar / el merengue sigue siendo /
nuestra raíz musical / … el país dominicano / es un país muy
ardiente / en cada rincón del mundo / el merengue está presente
/ … el merengue nació rico / eso no es cosa de ahora / y sus
instrumentos son / acordeón, güira y tambora /.
Extrañamente, y aunque compareció en una oportunidad
al programa de televisión Sábado de Corporán, Alcedito Ureña
tuvo una vida artística discreta; su nombre y su crédito de
buen músico rara vez rebasaron su región de residencia, y
fue esa una de las causas por las cuales más difícil resultó
encontrarlo y entrevistarlo directamente. Yo quería verlo personalmente
y entrevistarlo de viva voz. Pero él no pudo esperarme.
La muerte se interpuso, y así, discretamente, como
pasó su vida, Alcedito Ureña se me fue el 16 de enero del
2001. Sus restos fueron enterrados en Mao, al día siguiente.
Para esta reseña fue necesario tomar como base un trabajo
del profesor universitario y escritor maeño Manuel Rodríguez
Bonilla, y hecho llegar –muy gentilmente a mis manos– por el
dirigente político, también de Mao, Rafael Reyes –Cuco–.                                                                      Antes de que te vallas Rafael Chalub Mejia

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