El 28 de febrero de 1924 nació en Mao Guarionex Aquino, quien se convertiría en uno de los buenos barítonos dominianos de este siglo. A muy temprana edad comenzó a tomar clases de música con el profesor español Rafael Emilio Arté y muy pronto estos conocimientos le sirvieron de mucho pues que pasó a vivir en Santiago de los Caballeros y el famoso Café Yaque, así como las emisoras H.I.9B y H.I.1. le contrataron como cantante y comenzaron a trasmitir su bien timbrada voz a través de las ondas del eter.
En 1946 La Voz del Yuna le extendió un contrato de exclusividad y, al año siguiente, cuando el cuadro de comedias de esta emisora decidió lanzar al aire un programa de Homero Díaz en el que se recreó la vida de Eduardo Brito, fue al señor Aquino a quien se le encomendó el papel protagónico; Brito, fallecido un año antes, fue encarnado en aquella ocasión por el barítono de Mao.
Aquino, en su ascendente carrera, alcanzó extraordinario brillo en la década del cincuenta. En 1951 participó en las Noches de Opera que se celebraron entonces en el teatro Olimpia, donde Roberto Caggiano dirigió la Orquesta Sinfónica Nacional. Cuatro años después fue invitado Guarionex a interpretar la parte de barítono del Réquiem de Fauré con la Schola Cantorum del Convento de los Dominicos, que contaba en esa fecha con la dirección del Dr. Rafael Bello Peguero.
Por esa época fueron frecuentes sus giras internacionales y su arte llegó a las playas de Curazao, Canadá, Haití, Venezuela y Estados Unidos; en este último país participó con el grupo de Casandra Damirón, en presentaciones que comprendieron las ciudades de Baltimore, Chicago y Washington.
En 1961 fue profesor de canto de la Academia de La Voz Dominicana, en 1964 produjo para esta misma emisora el programa Estampas de mi Tierra y grabó un buen número de canciones dedicadas a diferentes provincias del país. Se dieron a conocer en ese espacio; entre otras: Baní, de Ramón Gallardo; Azua, de Guaroa Perez; y Seibanita, de Julio Gautreau.
En 1999, luego de algunos años dedicados a labores diversas, volvió a impartir clases en Radio Televisión Domincana. Regresó con toda la veteranía de un artista de larga vida y con la alegría y el entusiasmo del joven que había llegado a La Voz Dominicana allá por los años cincuenta.
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