El epidemiólogo indicó que es poco realista que los estudiantes puedan regresar a las universidades a fines de agosto para el inicio del período de otoño, ya que no considera probable que para entonces haya una vacuna o un tratamiento adecuado para la COVID-19.
Con respecto a una eventual segunda ola de contagios que llegaría en ese mes, respondió: “La posibilidad existe. Estos virus no desaparecen, eso no pasará. Es muy contagioso. Aún si logramos un mejor control, el virus seguirá en algún lugar del planeta y volverá». Por ello, dijo que su enfoque es que para entonces haya más capacidad de análisis y acumular protecciones sanitarias, y un adecuado seguimiento de contactos de posibles contagios para prevenir que se convierta en un nuevo brote.
En ese sentido, indicó que los ensayos de remdesivir han tenido un “modesto efecto” sobre pacientes que ya están hospitalizados, por lo que no implica una seguridad para que el público pueda retomar la actividad plena.
“No sabemos todo sobre este virus y es mejor que tengamos mucho cuidado, sobre todo cuando se trata de niños”, dijo Fauci. “Creo que es mejor que tengamos cuidado (de) no ser arrogantes al pensar que los niños son completamente inmunes a los efectos deletéreos.”
El epidemiólogo, que declaró por videoconferencia, ya que se encuentra en cuarentena preventiva por un contacto con un caso confirmado de coronavirus, indicó que la cifra de fallecidos por la enfermedad en Estados Unidos “posiblemente sea mayor” que la cantidad reportada oficialmente, debido a los casos que no fueron diagnosticados, pero evitó dar porcentajes o estimaciones.
Sobre los procesos para desarrollar una vacuna, recordó que en enero estimó que el proceso demoraría entre 12 y 18 meses, y celebró que los avances hayan sido veloces, con algunas próximas a las fases 2 y 3. “Si tenemos éxito, estará para fines de otoño y comienzos de invierno (cerca de fin de 2020)”, explicó, aunque aclaró que ello no implica que ya estén listas para su distribución, sino la certeza de que una fórmula segura y efectiva. Además, mencionó la posibilidad de que haya “múltiples estudios y múltiples posibilidades de tener éxito”.
No obstante, advirtió que acelerar estos procesos de investigación podría tener efectos negativos. “Debo alertar que existe la posibilidad de consecuencias negativas con ciertas vacunas, que podrían ampliar los efectos negativos de la infección”. Según explicó, las principales interrogantes son la eficacia y la duración de su protección frente al virus.
El epidemiólogo evitó criticar directamente a los estados que avanzan hacia una reapertura, pero destacó la importancia de seguir la guía de recomendaciones diseñada por los expertos en salud, que definen los requisitos para las fases de desconfinamiento. “Los pequeños rebrotes pueden convertirse en nuevos focos y las consecuencias podrían ser muy serias”, explicó.
De hecho, dijo que abrir demasiado pronto “podría hacer retroceder el reloj”, y que no sólo causaría “algunos sufrimientos y muertes que podrían evitarse, sino que incluso podría hacer retroceder el camino para tratar de conseguir la recuperación económica”.
Además, indicó que incluso en las zonas mejor preparadas se espera que haya nuevos contagios con una reapertura, pero indicó que lo determinante en esa circunstancia será la capacidad de respuesta y rastreo.
La audiencia se desarrolló con algunos senadores en la sala y otros conectados de forma virtual. Los pocos legisladores en la sala entraron con la cara cubierta por una mascarilla y se saludaron chocando los codos, siguiendo las directivas de salud.
La comparecencia en el Senado, dominado por los republicanos, se produce después de que Donald Trump bloqueara una audiencia ante una comisión de la Cámara de Representantes, donde los demócratas son mayoría.
Por su parte, el mandatario inició la jornada con una salva de tuits defendiendo su gestión de la crisis y afirmando que la capacidad de pruebas de detección de la covid-19 de Estados Unidos “es la mejor del mundo”. Fuente: Infobae
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