La actividad física mejora tu estado de ánimo

PhotoPor Camile Roldán Soto/Pordentro.pr Quizás alguna vez, temprano en la mañana, te has cruzado en la carretera con un corredor que desafía el calor o, incluso, la lluvia para continuar enfrascado en la meta de terminar su ruta. Si eres mayor de edad y no haces ejercicio, una pregunta que puede surgir es de dónde saca las fuerzas y la voluntad para llevar a cabo esta actividad.
La respuesta puede variar caso a caso, pero la ciencia ya ha descubierto los múltiples beneficios emocionales que obtienen personas cuyo estilo de vida incluye ejercitarse regularmente. Correr, nadar, alzar pesas, correr bicicleta o hacer algún deporte provoca la liberación de sustancias que proporcionan una sensación de satisfacción difícil de abandonar. Esta realidad puede ayudar a explicar por qué tu amigo el corredor no deja su ritual mañanero, por más trabajo que cueste llevarlo a cabo.
Aunque seas parte de la población de edad avanzada, tú también puedes empezar a disfrutar de estos efectos del ejercicio en tu estado emocional.
“Definitivamente, las secreciones de factores neurotróficos en el cerebro reducen el riesgo de depresión. Entonces, esto estimula al individuo, lo hace más activo, alegre, realizado, confiado. Por eso hay gente adicta al ejercicio; y eso es bueno”, explica el doctor Walter Rosich, generalista y geriatra, al mencionar algunos de tantos beneficios de entrenar.
Los factores neurotróficos son una familia de proteínas que favorece la supervivencia de las neuronas. De acuerdo con la Clínica Mayo, el ejercicio regular promueve la liberación de otros químicos que provocan una sensación de relajación y buen ánimo. Entre ellos están los neurotransmisores, las endorfinas y los endocanabinoides.
La actividad física puede, además, ayudar a combatir la depresión leve o moderada, sin los efectos secundarios de medicamentos que se utilizan para el mismo fin.
La lista de ganancias que se obtienen al abandonar el sofá para ponerse un par de tenis parece interminable, pues incluye la disminución de la ansiedad, el incremento en la autoestima y mejor calidad de sueño.
“Si te mantienes activo, haciendo cosas, la mente no se va a otra vía, como los problemas o la soledad. Uno puede hacer ejercicio hasta en la casa, en una silla, o irse a caminar”, detalla Julita Ortiz, presidenta de la Sociedad de Gerontología, trabajadora social y gerontóloga.
En su caso, a los 75 años, le gusta caminar, nadar y correr en los alrededores de su casa en una bicicleta con gomas traseras que se compró cuando empezó a perder el balance en su antigua bicicleta de dos ruedas.
Incluir el ejercicio en su rutina le ayuda a mantenerse contenta, pero también ha sido importante para mantener bajo control la diabetes y el colesterol.
El doctor Rosich aclara que es necesario consultar al médico antes de iniciar un programa de ejercicios, especialmente si no has realizado actividad física anteriormente. Una vez se ponga en marcha el tipo de actividad recomendada, todos los sistemas del cuerpo comenzarán a mejorar.
Aumento en la masa muscular, mejor función cardíaca, pulmonar y mental, serán otras ganancias.
Cómo empezar
Identifica una o varias actividades que disfrutes hacer y en qué momento del día se te hace más fácil incluirlas en tu agenda.
No limites tu definición de ejercicio a ir al gimnasio ni pienses que tienes que hacer una hora de actividad física corrida. Si lo prefieres, puedes combinar varias actividades en pequeños periodos y así también obtendrás beneficios.
 Consulta a tu médico para que te aconseje acerca de las actividades más apropiadas y, si es posible, asesórate con un entrenador o fisiólogo del ejercicio.

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