Aislarse es más devastador que el alcoholismo

aislamiento social (horizontal-x3)Por Agencia EFE La soledad crónica es más peligrosa que el alcoholismo y puede incluso matar, asegura el neurocientífico argentino Facundo Manes, autor de “Usar el cerebro”, un libro en el que propone conocer la mente para vivir mejor. “Sentirse solo es un mecanismo biológico como tener hambre o sed, pero la diferencia está en que una persona puede comer o beber
y se acaban sus problemas, pero no puede salir a la calle y gritar ‘quiero tener amigos’ para llenar ese vacío”, dice.
En el libro explica, en un lenguaje sencillo, aspectos del “órgano más complejo” del ser humano, como la conciencia, la inteligencia, la memoria, la toma de decisiones y las emociones. En su opinión, aunque los cerebros de argentinos, rusos, chinos o españoles son biológicamente similares, paradójicamente la ciencia ha demostrado que se puede hablar de un cerebro específico de un país, de una región, una ciudad o incluso un barrio.
“Hoy sabemos que la cultura, las historias compartidas, las memorias colectivas y la gente que nos rodea crean esquemas mentales”, dice.
La ciencia ha avanzado más en el conocimiento del cerebro en los últimos tiempos que en toda la historia anterior de la humanidad, pero aun así todavía queda por aprender del “único órgano que trata de entenderse a sí mismo”.
Manes señala que no se puede cuantificar cuánto no sabemos de nuestra mente y se ríe del “mito” de que el ser humano solo ha desarrollado un 10 % de la capacidad cerebral. “El que inventó esa frase seguramente solo desarrolló ese 10 %”, dice.
Aunque sabemos de los mecanismos de la memoria, de la toma de decisiones, de los pasos para el proceso creativo, de cómo funciona el lenguaje y de cómo las emociones pueden influir en las conductas, nos falta responder a las “preguntas más difíciles”. “No tenemos ni idea de cómo los circuitos neuronales dan lugar al pensamiento íntimo, personal y subjetivo en cada momento y tampoco tenemos una teoría general sobre el cerebro”, señala. Uno de los descubrimientos más interesantes, a su juicio, es que se trata de un órgano que “no puede ser entendido en una conexión aislada sino en una conexión social”.
Esa condición ha hecho que la especie humana esté en el lugar que está en comparación con otros animales y haya sobrevivido. “Básicamente lo que ha hecho nuestra especie es sobrevivir, huir del peligro y buscar el placer”, afirma.  

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