Vampiros energéticos: personas que roban tu energía

Como si fuera una aspiradora que barre con todo lo que encuentra en su camino. Así se comportan los vampiros energéticos. Se trata de gente que toma la energía de su entorno para su propio provecho. Algunos tienen esta capacidad y la usan a su voluntad. Identificarlos es sencillo. Por lo general son personas que sólo piensan en ellas mismas y se vinculan con los otros por conveniencia. Suelen acercarse a los demás para contarles sus problemas o pedirles ayuda. Se comportan como víctimas y tratan de provocar lástima.


En otros casos se trata de gente que actúa con superioridad y humilla a quienes tienen en su entorno, criticando sus opiniones y nunca valorando sus aportes. Tampoco faltan los que se encargan de halagar de forma excesiva, buscando inflar el ego de la persona a la que buscan vampirizar. En el fondo, sólo están tratando de estar junto a ellos para ver si pueden sacar algún beneficio propio.

Aunque también hay casos de personas que roban la energía de los otros pero sin tener esta intención. ¿Cómo hacer para identificarlo? ¿De qué modo uno se puede proteger de la influencia de ellos? Susana Sanchez y Ricardo Carrera, metafísicos y especialistas en terapias de psico-energía asistidas, para que respondan estas preguntas.

¿Realmente es tan usual este tipo de influencia negativa?


El verdadero vampirismo, el energético, es mucho más común de lo que se cree y se produce cuando una persona le roba energías a otra. Cuando se produce de forma consciente es más peligroso, pero también se puede dar de forma inconsciente.

En una entrevista mencionaron que los niños y los ancianos suelen, por distintos motivos, absorber la energía de la gente que está en su entorno. ¿Eso sería un caso de vampirismo inconsciente?

Eso es correcto. Los niños lo hacen, sin querer, porque necesitan mucha energía para llevar a cabo sus actividades. Por eso buscan, de modo totalmente natural, fuentes alternativas que se sumen a la tremenda cantidad que ellos mismos generan. ¡De ahí que canse tanto cuidar niños pequeños!

Los ancianos también toman energía de su entorno pero, a diferencia de los niños, lo hacen para autoabastecerse porque no tienen suficiente. A todos nos ha pasado alguna vez que visitamos a un anciano o anciana y lo encontramos caído y sin energías. Cuando nos vamos, la persona termina viéndose rozagante, y nosotros, exhaustos.

¿Qué otro tipo de personas puede, también, comportarse como vampiro de la energía?

Otro ejemplo clásico es el de los matrimonios con edades muy diferentes.  Tal es el caso de Hugh Hefner, dueño de Playboy. Él mantiene su propia energía vital proveyéndose de la que le aportan sus jóvenes parejas. Y eso siempre tiene efectos rejuvenecedores. En general, en este tipo de parejas no hay víctimas ni victimarios, porque la persona joven acepta ser vampirizada energéticamente, a cambio de un muy buen pasar económico.

En ese caso podría decirse que es una elección, pero cuando no es así, ¿de qué manera uno puede protegerse?

Lo primero es saber que el fenómeno existe. Tener bien en claro que el “no creer” no nos defiende en absoluto de sus efectos nocivos. Tenemos que dejar absolutamente en claro que tanto quien “cree” como quien “no cree” son ignorantes del tema en cuestión. Lo único que cambia en ellos es la buena o mala predisposición frente a ese tema.

Cuando percibamos que somos víctimas del vampirismo energético, la mejor defensa es mantenernos a una distancia mínima de 1,5 metros de la persona que la ejerce. Es prácticamente imposible que a esa distancia mínima, el fenómeno se produzca. Y, por supuesto, hacer siempre caso a nuestra intuición, eso decir a lo que percibimos más allá de nuestros cinco sentidos materiales. Esa percepción nace con nosotros, y es algo que de niños manejamos muy bien. Pero, lamentablemente, el mundo materialista nos enseña desde chicos a utilizar cada vez más la razón, en desmedro de la intuición.

La distancia puede funcionar cuando se trata de gente con la que no tenemos que interactuar con frecuencia, pero ¿qué pasa cuando quien ejerce ese vampirismo es un compañero de trabajo, por ejemplo, que se siente al lado nuestro y del cual no nos podemos alejar? O bien, ¿qué ocurre en el caso de nuestros hijos o de un familiar anciano al que debemos cuidar? ¡En esos casos no podemos ni queremos poner distancia!

Si se trata de un hijo es la ley de la vida. También nosotros vampirizamos las energías de nuestros padres cuando éramos chicos, y la cadena continúa. Pero muy distinto es el tema, cuando se trabaja cuidando niños o ancianos. En estos casos, lo mejor es instruirse en la apertura y cierre de chakras. Son ejercicios muy fáciles de hacer. Sugiero tomar un curso de Reiki, o cualquier otra técnica similar que permita controlar el flujo de energías por los chacras.

Lamentablemente, es poca la gente que desarrolla ese tipo de tareas que tiene suficiente conocimiento sobre la espiritualidad y el manejo de energías, como para autorregular sus flujos de energía. En Estados Unidos ya se incorporaron las terapias de energías en más de 2.000 clínicas y hospitales, donde permiten armonizar a los profesionales y a los pacientes antes de una intervención quirúrgica. De ese modo se aseguran que las personas cuenten con la mejor condición energética posible, algo que influye decididamente en el resultado de una intervención de ese tipo.

Creo que es muy importante difundir estas cuestiones. Primero, para que la gente sepa que el vampirismo energético existe y que con algunos ejercicios prácticos, de apertura y cierre de chakras,  se puede controlar.  Además, este tipo de técnicas básicas en manejos de energías nos van a servir también cuando estemos en sitios altamente contaminados, como cementerios, hospitales, lugares de diversión nocturna, etc. En estos lugares el riesgo no es el vampirismo, sino que las energías densas características de esas actividades se nos impregnen, del mismo modo en que caminando por el barro éste se nos pega en los zapatos y pantalones.

Siempre pensé que hacer lo que nos gusta  es una buena manera de estar protegidos. ¿Esto es así?


La mejor forma de tener una excelente energía es vibrando en la vibración que nos es propia. Eso se llama armonía. Y para vivir en armonía ayuda realizar las actividades que vos citaste: lo que nos gusta, así como llevara delante rituales que conozcamos y nos hagan bien. La mejor sugerencia es trabajar en nuestra evolución espiritual. Para hacerlo, necesitamos incrementar nuestros conocimientos y nuestra moral, que son componentes de la sabiduría. Cuanto más sabios seamos, más vamos a acercarnos a vivir en armonía.

Fuentehttp://entremujeres.clarin.com/vida-sana/bienestar/Vampiros_energeticos-vampiros-claves-identificarlo-protegerse-bienestar-claves-tips-consejos_0_1273672714.html

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