Las aves no los necesitan, los de las tortugas se han endurecido hasta formar picos, y si bien la mayoría de los mamíferos poseen labios, los humanos somos únicos al tenerlos volcados permanentemente hacia el exterior. ¿De qué nos sirve que nuestras bocas estén rodeadas de tejido hipersensible?
Resulta que los labios son muy importantes. El uso de nuestros labios para succionar es una de las primeras habilidades que mostramos después de nacer. Es tan fundamental para nuestra supervivencia que se le conoce como un "reflejo primitivo"; ya que permite, entre otras cosas, a los bebés amamantar. Este comportamiento se observa en casi todos los mamíferos.
Los labios también juegan un papel fundamental en la alimentación y el habla. Son dos lugares de articulación importantes, ayudando a obstruir el aire que abandona los pulmones para crear sonidos específicos (tan sólo piensa en emitir los sonidos p, b y m).
Por supuesto, los labios también cumplen la función de besar. A pesar de estar presente en cerca del 90% de las culturas alrededor del mundo, éste no es comportamiento universal. El mismo Darwin señaló su ausencia entre los maoríes de Nueva Zelanda, los tahitianos, papúes, australianos y esquimales, entre otros. (¿Qué es la filematología?)
No obstante, besarse aún podría tener sus bases en la biología. Posiblemente sea una combinación de impulsos natos y aprendizaje, ya que otras especies de primates, como los chimpancés y los bonobos, también lo hacen. El zoólogo Desmond Morris argumenta que el besarse se originó a partir de la costumbre entre los primates de pre-masticar los alimentos y pasarlos a los niños. Otra teoría indica que el besarnos nos ayuda a elegir una pareja más adecuada.
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