Aprende a sanar y deja el rencor a un lado

Eventos del pasado pueden estar afectando tu salud emocional hoy
Por ELNUEVODIA.COM
El rencor es una emoción que puede andar dormida dentro de ti. Te das cuenta de su presencia cuando algo alrededor detona ese repentino malestar. La doctora Elina Guisasola, psicóloga clínica, explica que esto ocurre porque en ocasiones el rencor puede estar anclado en experiencias del pasado, tan lejanas que  habitan en el inconsciente.
Tomemos el ejemplo de una persona que fue despedida de su trabajo. Si durante su infancia experimentó rechazo, ese despido seguramente será interpretado de una manera mucho más dura que alguien que no sufrió lo mismo.
La doctora llama “la sombra” a ese tipo de situaciones que se encuentran dormidas en nuestro interior, pero  continúan afectando el manejo de eventos a lo largo de la vida.  
“Entonces, en  situaciones parecidas, tendemos a reaccionar desde ese rencor”, explica Guisasola, sobre la emoción que se convierte en un erróneo “mecanismo de defensa”.
Debido a que tantas de las reacciones que tenemos a diario son inconscientes, es importante conectarnos con nosotros mismos para identificar cuando debemos soltar una experiencia que nos hace daño, tanto daño como el rencor.
Solo así es posible cambiar los patrones de pensamiento que nos llevan a recurrir a esa energía negativa para manejar nuestras relaciones o las cosas que nos pasan. A pensar que así nos protegemos de un daño, cuando en realidad nos hacemos un daño peor.
 Después de ese análisis personal, para dejar atrás el rencor hay que decidir perdonar a otros, y a ti mismo si es necesario, con amor y compasión. Hay quien puede llevar a cabo este proceso solo, pero a menudo es necesaria la ayuda de un consejero profesional o un sicólogo.   
“El proceso terapéutico es sanador. En la catarsis, la persona conecta puntos que aparentemente estaban desconectados. Toda esa rabia, ese rencor, empieza a sanar”, explica la doctora, al destacar que existen diferentes técnicas que se utilizan dependiendo de las necesidades de cada cual.
Las heridas  emocionales, indica, pueden ser  muy profundas. Igual que las físicas, a veces hay que ponerles parchos, coserlas, darles tiempo para sanar de adentro hacia afuera.
“Queda una cicatriz, siempre queda, por finita que sea. Lo bueno es que una vez sana, puedes tocarla y no te duele. Pero es un recordatorio de la experiencia”, precisa.
Para sanar:
-Identifica si determinadas situaciones te provocan un coraje o rabia que, aunque trates,  te sientes incapaz de manejar.
 -Reflexiona acerca de las experiencias que pueden estar motivando esas emociones.
-Decide perdonar a otros y a ti mismo.
-Entiende que perdonar es un proceso que puede tomar tiempo, igual que ocurre al sanar heridas físicas.
-Sé paciente y compasivo contigo mismo y con los demás.
-Busca ayuda profesional si sientes que necesitas apoyo para manejar las emociones o para hallar maneras apropiadas de dejar ir la emoción que te daña
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