La controversia de las papas fritas, Francia y Bélgica se pelean por el origen de este alimento

Por Agencia EFE
Bruselas- La estación de televisión francófona belga RTBF reavivó esta semana el debate sobre si las papas fritas son originarias de Francia, como defienden los galos, o si, como aseguran sus vecinos del norte, nacieron en Bélgica.
La leyenda más antigua y que más arraigo tiene entre los belgas es que fue en las orillas de su río Meuse donde nació la papa frita.
El mencionado río, es uno de los más conicidos de Europa y recorre varias zonas de Francia, Bélgica y Holanda antes de desembocar en el Mar del Norte.
Según relata la historia, aproximadamente hace 200 años en un invierno de bajísimas temperaturas y grandes heladas los pescadores no pudieron conseguir productos del mar por lo que los habitantes decidieron freír las papas que crecían en la cuenca fluvial para llenar sus platos.
Se trata solo de una “historieta” para los franceses, que remontan su origen a la revolución francesa cuando algunas personas bajo el Pont Neuf (Puente Nuevo) de París empezaron a venderlas a los hambrientos.
En medio de la controversia, hay una nueva teoría del historiador de la gastronomía de la Universidad Libre de Bruselas (ULB), Pierre Leclercq.
Este asegura que la respuesta sobre la autoría puede resolverse si se diferencia entre las papas fritas en rodajas o las que tienen forma de bastoncitos o palitos.
Este historiador belga asegura la fritura del tubérculo en rodajas pudo tener efectivamente su origen en el París, pero que las papitas fritas en la forma en que se distribuye en los restaurantes de comida rápida de todo el mundo provienen de Bélgica.
Es en Bélgica donde Leclercq sitúa de hecho, a principios del siglo XIX el primer establecimiento dedicado exclusivamente a confeccionar y vender este alimento.

DEFENSA BELGA
El historiador del Ayuntamiento de Bruselas, Roel Jacobs defiende la autoría belga de las patatas fritas porque “no conviene olvidar que en el siglo XIX Bélgica era una de las economías más dinámicas del mundo, un lugar donde se daban las condiciones para inventar todo tipo de cosas, incluidas las papas fritas”.
Los dueños de quioscos que venden las papas envueltas en papel por toda Bélgica, que tienen sus puestos en la calle todo el año, defienden además que el secreto por el que las papitas fritas belgas son las mejores radican en su doble cocción.
Esta técnica, que se ha mantenido por años, consiste en hervir primero el tubérculo para luego, una vez sazonado, freírlo, consiguiendo una textura más crujiente.
Aunque Bélgica reivindique su autoría, la papita frita seguirá siendo francesa para medio mundo, empezando por Estados Unidos donde incluso se las llama “papas francesas” (french fries).

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