Cuando los tatuajes empiezan a incomodar

Al acercarse a los 40, muchas personas que se tatuaron en la adolescencia comienzan a sentir que esas marcas son una molestia
Por La Nación / GDA
"Era un bichito negro, como un cascarudito tatuado en la mano, justo ahí donde termina el dedo gordo y se forma un huequito. ¡Estaba bien a la vista! Yo sentía la mirada del otro sobre mi mano y después la pregunta: '¿Eso qué es?'", cuenta Constanza Basso, recepcionista de un estudio jurídico que a los 39 años, y después de una década conviviendo con el tatuaje, decidió sacárselo.
El cansancio de ver inscripto en el cuerpo una imagen acorde con vivencias pasadas y que ya no se corresponde con la imagen en la que uno se siente a gusto; la mirada del otro que muchas veces incomoda; o el darse cuenta de que incluso puede convertirse en un obstáculo para obtener un trabajo o para progresar en el mundo laboral. Estos son algunos de los motivos que llevan a que muchas personas que se acercan a los 40 busquen querer borrar un tatuaje realizado durante la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta.


En algunos casos esa necesidad se vuelve imperiosa. "Para algunos, el tatuaje es una mochila que no pueden cargar más, y viven ocultándolo. Es el caso, por ejemplo, de muchos que se han tatuado el nombre de una pareja anterior, y que después de la separación pueden llegar hasta mutilarse para borrarlo", comenta el doctor Mario Fuks, médico especialista en dermatología, que en el centro de estética que dirige -M&D Dermacycle- recibe unas 200 consultas mensuales de personas que quieren borrar sus tatuajes.
Entre los 30 y los 40 años se cuenta una buena proporción de esas consultas, asegura Fuks. "Muchos se hicieron tatuajes siendo muy jóvenes, por impulso, por moda, por decisión o por rebeldía. Y hoy quizá son empresarios y sienten la angustia de tener esos tatuajes, de mostrarlos, y buscan la forma de sacárselos. Otros, un poco más jóvenes, cuando llegan a la etapa de la vida en que buscan insertarse laboralmente sienten las primeras trabas: muchas empresas no aceptan personas tatuadas, y en una entrevista laboral quien lleva un tatuaje puede sentir una gran carga."
Hasta no hace mucho tiempo, la decisión de quitarse un tatuaje se veía confrontada con el temor a que el remedio fuera peor que la enfermedad. "Desde hace tiempo que quería sacarme un tatuaje que me hice en la espalda de adolescente, cuando estaba en quinto año, pero no me animaba", cuenta Nicolás Fisher, de 38 años, que comenzó recientemente un tratamiento con láser para remover el "tribal" de su espalda.


"La verdad es que el tatuaje ya no va conmigo. Si voy a la playa, por ejemplo, me siento como un grandulón. Es algo completamente personal: no me siento cómodo con el tatuaje, no me gusta y finalmente decidí sacármelo", dice Nicolás, y agrega: "Por suerte es chico, de unos cinco por tres centímetros, por lo que no son muchas las sesiones que voy a necesitar para sacarlo. De hecho, hasta ahora sólo hice una sesión y ya se notan los cambios, como que se está despintando".
El tatuaje de Nicolás está siendo removido con el equipamiento láser Harmony Q-Switched, que cuenta con el aval para ese uso de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, según sus siglas en inglés). "Este es un equipamiento que permite remover tatuajes de todos los colores, lo que es fundamental, ya que la mayoría de los equipos láser sólo actúan con el color negro", explica a LA NACION el doctor Fuks.
"Los de color rojo y amarillo, por ejemplo, son los más difíciles de borrar, por lo que se necesitan varias sesiones de tratamiento", comenta Fuks, que explica que el láser actúa descomponiendo los pigmentos que se encuentran debajo de la piel, a una profundidad de un milímetro o un poco más.
"Para cada color es necesario un cabezal de láser distinto y el mayor desafío son los tatuajes amateur, en los que la tinta a veces está distribuida a distintas profundidades", agrega. En función de la complejidad, el tamaño y los colores, pueden requerirse entre 6 y 12 sesiones, realizadas con un mes de por medio entre sesión y sesión. "Cuando uno aplica el láser, el pigmento se destruye en miles de partículas muy pequeñas, y a medida que pasan las semanas los glóbulos blancos van comiendo y haciendo desaparecer los fragmentos de pigmento."
Constanza cuenta que necesitó siete sesiones para sacarse el tatuaje que llevaba en la mano. "Se va yendo de a poco. Al principio te queda rojo, como un hematoma, y después el color se va y con el paso de las sesiones se va borrando muy lentamente", dice Constanza, que actualmente se encuentra nuevamente en tratamiento para sacarse un tatuaje de la nuca.
LOS TATUAJES DE LA EDAD ADULTA
Pero a la edad en que muchos deciden sacarse sus tatuajes de la adolescencia, otros optan por el camino contrario. Es el caso del político y empresario Francisco de Narváez, que a los 40 años decidió tatuarse. "Para mi tatuarme fue algo trascendental -dice-. Si lo que más cuida uno es su cuerpo, ponerle una marca es tomar un compromiso."
De Narváez buscaba algo más allá de lo estético en el tatuaje: "En mi brazo derecho me tatué el símbolo de la crisis, que en realidad son dos en uno: la amenaza y la oportunidad. El tatuaje del cuello es la serpiente de agua, que es lo que soy en el horóscopo chino".
Hoy, con 59 años, De Narváez asegura que no está en sus planes borrar sus tatuajes. ¿Le han sugerido que se los saque como forma de cambiar su imagen pública? "Más allá de Mirtha Legrand, que siempre que me ve dice que son un horror, alguna vez algún asesor me ha sugerido que eran un poco inadecuados, pero esto es lo que yo soy, viajo con esto. Es como una cicatriz, pero con la diferencia de que el tatuaje es algo deseado."
MOTIVOS PARA BORRARSE
Son varios los que impulsan a sacarse un tatuaje
Cansancio
Después de una o dos décadas de ver el mismo tatuaje en el espejo, muchos sencillamente se cansan.
Cambio de estado Separarse, divorciarse ,pelearse también son motivos para querer borrar un nombre de la piel.
Cansancio revisited
Hay otros que se cansan de un tatuaje y se lo borran, pero para hacer lugar a un nuevo tatuaje.

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