Una vacuna que podría estar lista hacia el otoño boreal -es decir, antes de fin de año- comenzó a ser probada en 360 personas, según anunciaron las empresas farmacéuticas que encabezan los experimentos junto a la Universidad de Maryland y a la Universidad de Nueva York, en los Estados Unidos.
El desarrollo fue elaborado por las compañías Pfizer y BioNTech que anunciaron la aplicación de las primeras cuatro tipos de dosis en voluntarios libres del coronavirus Sars-CoV-2 que provoca la enfermedad COVID-19.
El ensayo clínico ayudará a los investigadores a evaluar si la vacuna es segura, quien produce la respuesta inmune más fuerte que podría defenderse de la cepa letal y cuál debería ser la dosis eficiente para tratar el mal. Las empresas -norteamericana y alemana, respectivamente- tienen esperanzas en que los testeos sean positivos y que pueda estar lista antes de fin de año.
El resultado de los estudios sobre los 360 voluntarios podría estar para fin de este mes. Sin embargo, la vacuna deberá todavía esperar: tendrá que ser testeada en más pacientes antes de que pase a otra fase, de acuerdo a los protocolos de seguridad, según reveló a The Wall Street Journal Kathrin Jansen, jefa de desarrollo de vacunas para Pfizer. El experimento le posibilitará al gigante farmacéutico determinar cuál de las cuatro drogas será la más efectiva para prevenir el COVID-19.
El plan del laboratorio, según Jansen, es claro para ellos: “Eliminar, eliminar y eliminar... concentrarse en lo que es bueno y seguir adelante. Es una eliminación rápida”. En esta fase, las vacunas de Pfizer y BioNTech se aplicarán en adultos de 18 a 55 años. Eventualmente se podría reclutar voluntarios mayores. Después de recibir la primera dosis, los pacientes deberán esperar tres semanas antes de que se les aplique una segunda dosis.
La vacuna -como todas las que están en proceso, como la de Moderna o la Universidad de Oxford- utiliza una tecnología basada en genes conocida como ARN mensajero. El ARN mensajero, o ARNm, lleva instrucciones del ADN a las células del cuerpo para producir ciertas proteínas. Una vacuna de ARNm nunca ha sido aprobada para prevenir enfermedades infecciosas.
El anuncio de esta nueva vacuna
Pfizer anunció el pasado martes que aceleró los tiempos de su investigación para desarrollar una vacuna contra el nuevo coronavirus y, de ser las próximas etapas exitosas, podría tenerla lista para ser usada en casos de emergencia a partir del otoño boreal (finales de septiembre). La empresa, que está trabajando junto a BioNTech SE en el proyecto, ya había comenzado sus pruebas en Alemania. E indicó que, de obtener aprobación oficial del gobierno de los Estados Unidos, podría continuar con los testeos en su territorio a partir de la semana que viene.
“Esta es una crisis y todos necesitamos una solución de manera desesperada”, indicó el CEO de la compañía, Albert Bourla. La vacuna está basada en la tecnología del ARN mensajero, que lleva instrucciones de ADN para que las células del cuerpo humano generen ciertas proteínas.
Todas las líneas de tiempo consideradas normales en los procesos para desarrollar y aprobar vacunas han sido acelerados significativamente como consecuencia del impacto de la pandemia. Un sinnúmero de autoridades sanitarias han advertido que el período mínimo para desarrollar una vacuna oscila entre los 12 y los 18 meses en el mejor de los casos. Y que el tiempo promedio entre la primera fase de testeo y su llegada al mercado es de casi 11 años, con una tasa de éxito del 6 por ciento.
Otro de los actores que ha anunciado progresos en su búsqueda de la vacuna es el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford. En su caso, los científicos aseguraron que, en el el escenario más optimista y con aprobaciones de emergencia, podrían tener las primeras millones de dosis en septiembre. “Esa es nuestra línea de tiempo. Será difícil de hacer, pero no imposible”, dijo el director del instituto, Adrian Hill. @INFOBAE
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