La dramática escalada de la epidemia del coronavirus chino (COVID19) ha desatado innumerables especulaciones globales tanto a nivel sanitario como socioeconómico y financiero. Los mercados mundiales ya temblaron tras los nuevos brotes y casos en Europa, Asia Pacífico y en el continente americano.
Incluso en Wall Street se habla de que el COVID19 puede ser finalmente el alfiler que pinche la gigantesca burbuja.
Pero el coronavirus es particularmente peligroso porque puede no causar ningún síntoma en muchos portadores.
De modo que las chances de que la infección se convierta en una pandemia global son muy altas como lo viene advirtiendo Marc Lipsitch, profesor y epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, quien señala que los actuales niveles de contagio son solo la punta del iceberg.
Por ello Lipsitch pronosticó recientemente que en tan solo un año, entre el 40% y 70% de la población mundial se infectarán con el virus que causa COVID19.
Coronavirus, como así se lo conoce, es un grupo de virus muy común, el cual se llama así debido a sus puntas en forma de corona en la superficie del virus.
Sin embargo, esto no quiere decir que la mitad de los habitantes del mundo tendrán una enfermedad grave o mortal sino que muchos tendrán una enfermedad leve o asintomática.
De hecho, más del 80% de los infectados ni siquiera se darán cuenta y la inmensa mayoría de los restantes solo tendrán síntomas leves.
Lipsitch no está solo en sus advertencias ya que hasta la OMS ha pedido al mundo que se prepare para una “potencial pandemia”.
Desde el principio, los epidemiólogos avisaron que la aparición de una nueva enfermedad abría varios escenarios: el mejor era que se lograra controlar el foco de Wuhan y la provincia de Hubei; y el peor que el virus se transformara en una nueva enfermedad estacional, un coronavirus endémico, una “nueva gripe”.
Es lo que se sabía desde que estalló la crisis.
Pero lo que ha cambiado ahora es que los brotes en Italia, Irán, Corea del Sur y Japón parecen querer decir que cada vez se está más cerca del peor escenario.
Por el momento, los expertos se plantean qué tan grave será el pánico si hay una pandemia mundial masiva.
Algo ya se está viendo en Italia donde tras los casos reportados los estantes de las tiendas en algunas áreas del país ya comenzaron a vaciarse.
Vale recordar que la epidemia de SARS de 2003 comenzó a fines de 2002 en el sur de China, pero se desarrolló principalmente entre fines de marzo y principios de julio de 2003.
Si bien COVID19 ya está evolucionando de manera diferente a la epidemia de SARS, proporciona la comparación más aplicable, aunque imperfecta, disponible para comprender cómo COVID19 puede afectar a los mercados y a la economía.
Vale recordar que la epidemia de 2003 coincidió con el inicio de la invasión estadounidense de Irak y un período de dólar débil.
Si la epidemia se propaga aún más y continúa afectando el sentimiento de los inversores, los flujos globales de fuga hacia la calidad, en medio de las preocupaciones de una desaceleración global, pueden tener un impacto más sostenido en el precio de los activos refugio como el oro.
Quién está muy preocupado es el Banco Mundial porque en 2017 lanzó una emisión de bonos por catástrofe por us $425 millones para respaldar su servicio de financiamiento para emergencias pandémicas (Pandemic Emergency Financing Facility, PEF).
Hay dos tramos de bonos PEF pendientes, que vencen en julio, y esto significa que los tenedores obtendrán ganancias masivas si los bonos no se activan o perderán todo si el brote de COVID19 continúa escalando.
Los tenedores de bonos han visto dos años de retornos superiores al promedio sin preocuparse por brotes de virus en todo el mundo.
Ahora corren riesgo de incumplimiento.
Se emitieron Bonos A que pagan el 6,9% anual y según el prospecto no pagan si se identifica una pandemia y las muertes alcanzan más de 2.500 en un país, con 20 muertes adicionales en otro.
Los bonos B con un pago del 11,5% anual, tienen un nivel de muertes mucho más bajo, de ahí el alto rendimiento.
La activación de los bonos la determina AIR Worldwide con sede en Boston.
Si se activan, los bonistas perderían su dinero, los fondos serían transferidos a los países en desarrollo para combatir el virus.
Hasta la fecha los bonos aún no se han activado, ya que cada vez es más obvio que la OMS puede retrasar la calificación de pandemia hasta que los bonos venzan en julio./Fuente: Ámbito.com
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