Murió Alfie Evans, el bebé que conmovió al Reino Unido

El bebé británico Alfie Evans, que se encontraba en estado terminal, murió este sábado, cinco días después de haber sido desconectado de la asistencia mecánica y tras una larga batalla judicial de sus padres para lograr, en vano, prolongar el tratamiento contra la opinión de sus médicos.
 El caso generó una fuerte conmoción en el Reino Unido y movilizó hasta el Papa Francisco.


"Mi gladiador depuso su escudo y ganó sus alas a las 02.30. Estoy con el corazón roto.TE AMO MI HIJO"
, escribió en Facebook el padre del bebé de 23 meses, Thomas Evans.



Alfie nació el 9 de mayo de 2016 y estaba en en estado semivegetativo. El pequeño sufría una rara patología neurodegenerativa para la cual no existía tratamiento y que había provocado "daños catastróficos en el tejido cerebral". Ya no podía ver ni oír y tampoco tenía sentido del tacto o del gusto. Los médicos del hospital infantil Alder Hey de Liverpool, en el noroeste de Inglaterra, donde Alfie estaba ingresado desde diciembre de 2016, consideraban que mantenerlo en vida era prolongar inútilmente su agonía.

Los padres, Tom Evans y Kate James, argumentaron, sin embargo, que el hospital romano Bambino Gesù, gestionado por el Vaticano, ofrecía un "tratamiento" para su hijo y acusaron al centro de Liverpool de mantener "prisionero" a su hijo.

Tom Evans con su hijo, Alfie.
Tom Evans con su hijo, Alfie.

Siguiendo la decisión de la Corte, el lunes por la noche a Alfie se le retiró la respiración asistida. Pero el pequeño siguió viviendo, lo que según su padre demostraba que era capaz de respirar por sí mismo y que su estado de salud era "significativamente mejor" de lo estimado. No obstante, los jueces rechazaron el último recurso que presentaron para llevar a Alfie a Italia.

Esta decisión puso fin a una larga batalla judicial entre los padres del menor y el hospital Alder Hey. Tanto la Alta Corte de Londres, como la Corte de Apelación y la Corte Suprema británicas se pronunciaron a favor del equipo médico. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos también rechazó la petición de los padres.

Alfie junto a sus papás Kate y Tom.
Alfie junto a sus papás Kate y Tom.

El caso de Alfie generó interés por todo el mundo, especialmente en Polonia e Italia, cuyo gobierno concedió el lunes la nacionalidad italiana a Alfie con la esperanza de facilitar su traslado al hospital de Roma.

El caso provocó también muchas reacciones, sobre todo en círculos religiosos. El propio papa Francisco se implicó personalmente, con varios llamados pidiendo que se mantuviera vivo al bebé y recibiendo a Tom Evans en una audiencia privada en la que el joven papá de 21 años le pidió ayuda para "salvar" a Alfie.


Conmovido por las oraciones y la amplia solidaridad en favor del pequeño Alfie Evans, renuevo mi llamamiento para que se escuche el sufrimiento de sus padres y se cumpla su deseo de intentar nuevas posibilidades de tratamiento.

Tras conocerse la muerte del bebé, el hospital Alder Hey transmitió en un comunicado sus condolencias a la familia "en estos momentos especialmente dolorosos".

"Todos nosotros lo sentimos profundamente por Alfie, Kate, Tom y toda su familia. Nuestros pensamientos están con ellos. Este ha sido un camino devastador para ellos y pedimos que su privacidad, así como la del personal del Alder Hey, sea respetada", señala la nota del centro.



Frente al hospital aparecieron esta mañana ofrendas florales, globos, juguetes y velas. Quienes respaldaban a los padres de Alfie llegaron a formar en Facebook el "Ejército de Alfie", un grupo con más de 800.000 seguidores.

La gente dejó flores y juguetes frente al hospital.
La gente dejó flores y juguetes frente al hospital.

Pocas horas después de que la madre publicara esta mañana en ese grupo el anuncio de la muerte del bebé, más de 60.000 usuarios habían dejado mensajes en los que expresaban sus condolencias.



Más allá del aspecto médico, el caso de Alfie planteó difíciles cuestiones éticas, como ocurrió con casos anteriores, como el de Charlie Gard, nacido en agosto de 2016 y quien sufría una enfermedad genética rara.

Falleció en julio de 2017, después de que los médicos le retiraran la respiración asistida y tras cinco meses de batalla legal de los padres para que lo llevaran a Estados Unidos para un tratamiento experimental.

La ley británica establece que los padres "no pueden solicitar que se continúe un tratamiento particular cuando las cargas del tratamiento superan claramente los beneficios para el niño". Si no se alcanza un acuerdo entre los padres y los profesionales médicos, "se debe recurrir a una corte para que declare si proporcionar un tratamiento para mantener al niño con vida lo beneficia". Fuente: https://tn.com.ar

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