¿Cerveza para el dolor? "el efecto del alcohol puede compararse al de los opioides y el acetaminofén"

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Por El Universal / GDA En un buen tarro o directamente de la botella, el pasado viernes se celebró el Día Mundial de la Cerveza, una de las bebidas más consumidas en el mundo. La popularidad de esta bebida quizá explica cómo fue que hace unos meses, notas que afirmaban que "la cerveza es mejor analgésico que el acetaminofén" se volvieron virales en las redes sociales.

La noticia fue replicada por muchos medios, aunque pocos incluyeron en sus publicaciones el enlace al estudio en el que se basaban, realizado por investigadores de la Universidad de Greenwich, y publicado en el Journal of Pain como "Efectos analgésicos del alcohol: una revisión sistemática y metaanálisis de estudios experimentales controlados en participantes sanos".
Durante una entrevista con el diario The Sun, uno de los primeros medios que publicaron la nota, Trevor Thompson, autor del estudio y profesor de psicología de la Universidad de Greenwich, en Lodres, intentó explicar su investigación en términos sencillos y dijo que "el efecto del alcohol puede compararse al de los opioides como la codeína y es más intenso que el del acetaminofén". Además, detalló que los efectos analgésicos se producen a partir de un nivel de 0.08% de alcohol en la sangre, lo que el tabloide británico interpretó como "un par de tarros". Así, The Sun aseguraba que "dos tarros de cerveza son 'mejores que el acetaminofén para acabar con el dolor' y reducen la agonía un 25%, afirman los médicos. Las cervezas ganan a las pastillas". Sin embargo, primero es importante señalar que en el estudio se habla de las bebidas alcohólicas en general, sin mención específica a la cerveza o a alguna otra bebida.
Por otra parte, el estudio alerta que aunque "los hallazgos sugieren que el alcohol es un analgésico efectivo", buscar calmar el dolor a través de bebidas alcohólicas "podría promover la dependencia o adicción (alcoholismo) en personas con dolor persistente y ayudaría a explicar la relación que se ha observado entre aquellas personas que padecen dolor crónico y el alto consumo de alcohol, pese a sus potenciales consecuencias negativas para la salud a largo plazo, como enfermedades cardiovasculares, hepáticas, mentales o cancerígenas".
El estudio incluso detalla que los efectos analgésicos más fuertes del alcohol "se dan a niveles que superan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para un consumo de bajo riesgo", por lo que sugieren intervenciones alternativas y con menos consecuencias negativas para combatir el dolor.
Por ello, tomando en cuenta las potenciales consecuencias negativas de usar el alcohol como analgésico, a mediano y largo plazo, las bebidas alcohólicas como la cerveza, no son precisamente "mejores analgésicos que el paracetamol", como muchos aseguraron. Además, el estudio concluye que estos efectos y hallazgos no pueden ser generalizados "sin nuevas investigaciones empíricas rigurosas".

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