Comer gran cantidad de chocolate cuando se siente tristeza o falta el afecto sería totalmente comprensible.
El chocolate estimula químicamente al cuerpo, creando sensaciones de bienestar, tranquilidad, sedación, felicidad e incluso puede causar euforia. También contiene alcaloides, al igual que el café, el té y el mate es estimulante. Aumenta el ánimo y disminuye la sensación de cansancio y decaimiento, “con el chocolate el sistema nervioso central aumenta su actividad, elevando el ánimo y mejorando las capacidades del pensamiento”, comenta Jessica Piña, psicóloga de la Clínica Vespucio.
Estudios han comprobado que el comer de chocolate estaría relacionado con esos periodos de angustia, decaimiento del ánimo e incluso irritabilidad, donde las mujeres serían las mayores consumidoras.
“Cuando existen carencias afectivas en el entorno, se va desarrollando una sensación persistente de vacío y necesidad de afecto, que muchas veces no se puede expresar e incluso es difícil de reconocer, pero nuestro aparato psíquico lo reconoce y traduce en sensaciones de angustias y conductas ansiosas e irritables, entre otras”.
De esta manera, agrega Jessica Peña, el chocolate, se convierte en este compañero sanador, que entrega por momentos, la sensación de bienestar, pero en ningún caso puede solucionar los problemas en torno a las carencias afectivas.
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