Pero dos semanas después de esta noticia, llegó una peor. El médico les informó que uno de los gemelos había muerto en su vientre.
Esto no fue todo. Para evitar algo peor con el otro bebé, debía llevar a su bebé muerto en su interior durante el resto del embarazo, o al menos hasta el momento en que Oliver —así llamaron a su bebé— estuviera listo para nacer. Decidieron correr el riesgo.
A las 35 semanas y cuatro días, Oliver nació con excelente salud. Además, los médicos también sacaron a Elijah, sin vida.
Emma explicó lo que experimentó durante esas 15 semanas entre la muerte de uno de sus gemelos y el nacimiento. "Él estuvo conmigo hasta que nació. Fue increíblemente triste, pero también estoy agradecida de que hayan nacido juntos", manifestó.
Los hermanos sufrieron el síndrome de transfusión de gemelo a gemelo (TTTS, por sus siglas en inglés), que es una complicación severa que afecta a entre el 10 y el 15 por ciento de los embarazos múltiples que comparten placenta. "Ahora pienso que quiero hacer algo para y reunir dinero para investigación para que otras familias no tengan que pasar por lo mismo que yo", contó la joven madre. Fuente: http://telefenoticias.com
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