En 1964, la industria azucarera de Estados Unidos pagó a unos investigadores de Harvard cerca de 50.000 dólares para tenderle una trampa a la grasa sugiriendo que ésta es la responsable de la enfermedad coronaria (CHD). La táctica puede no haber eliminado la incriminación del azúcar, pero ciertamente la retrasó.
Un análisis de 31 páginas de correspondencia recién revelada entre un investigador de Harvard y un grupo llamado Sugar Association fue publicado esta semana por el New York Times. En el que se demuestra que el grupo azucarero, hace décadas, inició el "Project 226" después de que creció la preocupación sobre las "actitudes negativas hacia el azúcar".
"Project 226" empleó a tres investigadores de nutrición de Harvard para reseñar literatura otorgada por la Sugar Association, quienes escondieron hechos a su conveniencia. Los investigadores comprados recibieron instrucciones de repasar dicha literatura, escribir un artículo, y dejar ver al grupo un borrador.
Quedaron satisfechos con lo que vieron. Lo que hicieron los investigadores de Harvard fue centrar la atención en las grasas.
Mientras que el azúcar se escondía en las penumbras, la grasa fue quien recibió una buena golpiza por parte de la comunidad científica después de que el importante artículo de 1967 publicado en el New England Journal of Medicine concluyera que la única intervención dietética necesaria para disminuir el riesgo de enfermedades del corazón era la reducción del colesterol y las grasas saturadas.
La profesora en nutrición de la New York University, Marion Nestle observó: "Durante décadas después de la reseña pagada, los científicos y los lineamientos alimenticios se enfocaron en la reducción de las grasas saturadas como la estrategia principal para prevenir la CHD".
Cuando apareció el artículo, no había forma de conocer el papel que tuvo la industria azucarera en esas conclusiones de investigación. El The New England Journal of Medicine comenzó a instituir las revelaciones de autor en 1984.
Las investigaciones financiadas por las industrias son bastante comunes. Éstas últimas revelaciones son un recordatorio de que los resultados de estas investigaciones no son siempre transparentes u objetivas, y deberían de tomarse con un poco de escepticismo.
Los investigadores que analizaron la correspondencia entre Harvard y la Sugar Association, Cristin Kearns, Laura Schmidt y Stanton Glantz, presionan a los legisladores el día de hoy a ser desconfiados cuando se les presenten investigaciones financiadas por las industrias.
Con el tiempo, la comunidad científica ciertamente ha alcanzado a conocer mejor el azúcar, mejorando su posición para enfocarse más en reducir los endulzantes artificiales como una forma de reducir el riesgo de enfermedades del corazón. Algunas investigaciones en el 2012 sugieren que los endulzantes artificiales son tan peligrosos para la salud de los humanos que deberían de ser controlados como el alcohol.
El profesor Robert Lustig de la University of California considera el azúcar como si fuera una toxina pura. Su discurso, publicado en YouTube en 2009, le ha conseguido más de 6,6 millones de vistas y se le atribuye el lanzamiento del movimiento anti-azúcar.
La Sugar Association admite que "debió de haber sido más transparente con sus actividades de investigación".
No me digas.
Por Richard DagenaisFuente: http://latam.askmen.com
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