La pareja había perdido la esperanza de tener un hijo y tuvo que enfrentarse a las burlas de su entorno, en un país donde la infertilidad es a menudo considerada como una maldición de dios.
"Dios ha escuchado nuestras oraciones. Mi vida está completa ahora. Yo cuido de mi hijo sola; ¡me siento tan llena de energía! Mi marido es muy atento y me ayuda todo lo que puede", ha declarado Kaur.
Por su parte, su marido afirma tener "plena fe en dios": "Las personas se preguntan qué va a ser de este niño una vez que estamos muertos. Dios es omnipotente y omnipresente, se hará cargo de todo".
Fuente: http://www.mdzol.com