El rompecabezas: beneficios de encajar piezas

Destapar un rompecabezas y ver un montón de piezas planas esparcidas desordenadamente dentro de una caja, provoca en las personas diferentes emociones. Algunas sienten mucho entusiasmo: apenas lo abren se disponen a armarlo con alegría y paciencia; otras, fastidio: empezar a clasificar por color esos pedacitos irregulares, les genera cierta desmotivación. Lo cierto es que todos hemos armado, al menos, uno en la vida.


El rompecabezas es uno los juegos de mesas más antiguo de la historia. Su origen ocurrió de manera accidental en 1760, cuando un cartógrafo inglés llamado John Spilsbury pegó un mapa sobre una tabla de madera, y decidió cortar las fronteras con una sierra. A principios del siglo XVIII este pasatiempo servía, casi exclusivamente, para dar lecciones de geografía a los niños en los colegios. En la antigüedad, sólo las personas ricas podían tenerlos, ya que al ser hechos de madera y estar cortados a mano resultaban sumamente costosos. Con el tiempo se empezó a utilizar el cartón para su elaboración, lo que bajó considerablemente su precio.

Hacer rompecabezas es beneficioso para adultos y niños. Los más pequeños desarrollan la coordinación motriz fina: al agarrar las piezas, se flexionan y estiran los dedos, permitiendo mejorar la coordinación motriz fina de las manos. Por otra parte, los niños deben visualizar el espacio donde tienen que colocar, de manera correcta, una pieza, lo que ayuda tanto a la coordinación motriz fina del ojo, como en el desarrollo de la medición de los espacios y la visualización. En este sentido, se estimula, también, la inteligencia espacial.

Armar rompecabezas es grandioso para trabajar la paciencia. En la actualidad, vivimos de manera acelerada, llenos de estrés y mucha angustia, queremos obtener resultados en muy poco tiempo. No es fácil lograr encajar de manera correcta dos piezas, tampoco es algo rápido. Este juego nos enseña una de las cosas más importantes de la vida: esperar. Debemos aprender a disfrutar el camino que nos permite obtener un logro, y no apresurarnos a llegar a la meta. Ser pacientes es algo que desarrollamos con el tiempo, y los rompecabezas son ideales para trabajar esta maravillosa virtud.

Por otra parte, cada vez que unimos pieza, mejora nuestra capacidad de resolver problemas. Se debe razonar cuál de todos los pedacitos podría encajar de manera perfecta en el espacio, por lo que debemos decidir cuáles podrían funcionar y cuáles no. Asimismo, este juego nos ayuda a estimular la concentración, y mejora nuestra creatividad, observación y capacidad de análisis. Por último, es una excelente opción para subir la autoestima de las personas. Y es que ver finalizado un rompecabezas genera una satisfacción enorme en quien lo armó, porque sabe que detrás de esa única pieza se esconden miles, mucho más pequeñas, que la conforman y que fueron unidas con mucha dedicación y esfuerzo.

Para algunos, los rompecabezas son sencillamente juegos largos e interminables; exclusivos de personas aburridas y serenas. El secreto para divertirnos con este pasatiempo consiste en armarlos sin tener ningún tipo de expectativa, concentrándonos en disfrutar el simple hecho de encajar fragmentos. Después de todo, cada vez que hacemos uno, nos regalamos un espacio mágico, un momento en el que podemos desconectarnos del mundo. ¡No esperes más!, abre esa caja llena de polvo que seguramente tienes olvidada en algún closet de tu casa, y entrégate al maravilloso mundo de juntar y juntar pedacitos de cartón. En ese momento recordarás porqué, cuando eras niño, adorabas tanto este juego.

Por Erika De Paz HoyVerde.com