El saxofonista Eddie Pérez López “La Bala” fue un hombre
de pocas palabras, ya que con su contagiosa sonrisa lo
expresaba todo. Desde su esquina ya fuera en Cortijo y su
Combo o en El Gran Combo de Puerto Rico realizaba un
peculiar movimiento de hombros que comunicaba su felicidad por
soplar con fuerza el instrumento que tocó por más de medio
siglo.
Según informó su hija Mariel Pérez, el pueblo podrá
rendir su homenaje el domingo, 1 de septiembre en la Parroquia María
Auxiliadora de Cantera. La urna con sus restos estará expuesta desde las
2:00 p.m. hasta las 4:30 p.m. Luego, comenzará la misa. El último
deseo del músico fue que fuera sepultado en el Cementerio Santa
María Magdalena de Pazzis, en el Viejo San Juan, reveló su familia.
En
la mañana de ayer, el músico que en los últimos meses
enfrentó varias complicaciones de salud, se despidió de su
cómplice de vida: su saxofón.
“La Bala” murió a los
77 años por una sepsis (infección bacteriana) en el Doctor's
Hospital en Manatí donde fue ingresado esta semana para amputarle su
pierna izquierda. En diciembre del año pasado se le había
amputado parte de su pierna derecha en esa misma institución.
Desde ese entonces confiaba en poder colocarse una
prótesis que le permitiera volver a caminar. Sin embargo su
salud empeoró y su “corazón no pudo más”, según expresó
su hija Mariel Pérez, fruto de su matrimonio con Enid Collazo.
Además le sobreviven sus hijos Eddie Perez Jr y Myredi Pérez.
“La
verdad es que no estábamos preparados para esta perdida. Papi fue un
luchador pero su corazón no pudo más. Su más grande amor fue al pueblo y
a El Gran Combo”, sostuvo Mariel a El Nuevo Día.
Mientras
que su hijo indicó que “lo recuerdo por su humildad y eso es
lo más importante en este momento tan duro”.
Última entrevista a "La Bala" Pérez
Cabe destacar, que el amor que el músico profesó al
saxofón nació desde sus primeros años cuando su padre lo
llevó a tomar clases como tributo a la orquesta del cantante Joe
Valle. Las clases eran en Santurce cerca del hogar donde se
crió.
Así fue puliendo su talento a través de sus
estudios en la Escuela Libre de Música de San Juan y en la Central
High.
Su paso breve por la Orquesta de César Concepción le
mostró esa primera experiencia laboral con una agrupación de
renombre. Sin embargo, su salto a la fama lo consiguió al ser
reclutado en 1954 por Rafael Cortijo para la agrupación Cortijo y
su Combo.
El saxofonista junto a Ismael Rivera, Roy
Rosario, Martín Quiñones, Rafael Ithier, Héctor Santos, Mario Cora,
Sammy Ayala, Roberto Roena, Miguel Cruz, Kinito Pérez y Cortijo
marcaron un hito en nuestra historia musical como eje inicial para
el desarrollo de la salsa en Puerto Rico. Su sonoridad era
única y novedosa en esa época.
“La Bala” tocó el saxofón
durante casi ocho años en la agrupación de Cortijo. Sin embargo,
esa no fue su única aportación en el combo, también fue corista.
En el grupo su voz se distinguía por sus matices agudos y
femeninos.
Voz que silenció a partir de 1962 tras las
memorable reunión liderada por Ithier en la Calle Refugio en
Miramar, Santurce donde nació la institución salsera El Gran Combo
de Puerto Rico. A partir de ese entonces, “La Bala” se
concentró en darle voz al saxofón, convirtiéndose además en el otro
miembro fundador del grupo junto a Ithier.
Entre líos
De hecho, la relación entre ambos constituía un vínculo de
amistad de más de 60 años. Fue el propio Ithier quien narró
en entrevista publicada en El Nuevo Día que el padre del
saxofonista, Mariano Pérez en sus últimos días le pidió que
velará y cuidará a su hijo. Historia que además confirmó el
vocalista de los Mulatos del Sabor, Charlie Aponte, quien se
encuentra junto a la agrupación en Colombia para unas
presentaciones en Bogotá y Medellín. Los mulatos se presentan
hoy en la Feria de las flores en Medellín. No será hasta el
domingo que la Universidad de la Salsa llegue a la Isla para dar
el pésame a la familia.
“Rafa lo sacó de su casa con
el permiso de su papá. El papá le dijo que lo cuidara y se lo puso
en las manos y le dijo ‘ese es tu hijo’. En los últimos 57
años que van eso fue así”, reveló Aponte compungido sobre la partida
de su compañero de 40 años en entrevista a Noticentro.
Esa
promesa de protección se vio empañada en los últimos meses
por las controversias que ambos protagonizaron cuando el
saxofonista alegó en enero que había sido despedido a través de
una carta de la corporación EGC, Corp. que opera a la agrupación y
que fue registrada en 2011 por Ithier como presidente y fundador, Luis
Maldonado (tesorero) y Willie Sotelo (secretario).
Tras ese
alegato, Ithier reaccionó y aseguró que fue “una vil mentira, ni
sé quién se lo inventó. No he despedido al señor Eddie Pérez ni he
pensado en despedirlo”.
De igual forma, salió a relucir que
el saxofonista no pudo tocar en el concierto del 50 aniversario
en noviembre de 2012, porque supuestamente no lo dejaron ante
su condición médica. De hecho, Ithier expresó que el músico
tendría las puertas abiertas para tocar en la agrupación con
una certificación médica.
La disputa llegó al tribunal en
abril cuando el saxofonista entabló una demanda por incumplimiento
de contrato y despido injustificado, así como daños a su reputación y
buen nombre y angustias a la corporación EGC. que opera al grupo.
“La Bala” pedía una indemnización de $66,329, correspondientes a
seis meses de sueldo; $382,671, correspondientes a tres meses de sueldo
por cada año de servicio, y $500,000 por daños. La demanda sigue
activa en el tribunal.
Este diario intentó comunicarse
con el licenciado Moisés Ávila Sánchez representante legal del
músico, pero nunca contestó.
Entretanto las
complicaciones de salud se sumaban a la vida de “La Bala”,
cuando en mayo fue recluido a la sala de intensivo del Hospital
Presbiteriano. De manera sorpresiva, Ithier y todos los mulatos lo
visitaron al hospital en un gesto de solidaridad y hermandad.
Al principio de la disputa con Ithier, el saxofonista alcanzó uno de
sus sueños, lanzar en enero su libro autobiográfico Una bala,
dos combos y una vida, en el que narró sus experiencias musicales y
por el que se recordará.
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