En la tradición católica, la Pascua y Semana Santa son jornadas de recogimiento, pero luego llega la alegría, a través del Domingo de Resurrección. Es un período de transición, y como tal, nos expone a movilizaciones interiores y a mucha reflexión.
Más allá de la celebración religiosa, son muchas las costumbres que reúnen a la familia en estas fechas, y que incluyen reuniones, comidas y obsequios. Estas costumbres tienen su origen en antiguas tradiciones. A continuación, compartiremos las más populares.
El ramo de olivo
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos, una de las tradiciones más importantes para el mundo cristiano. El inicio de esta festividad coincide con la primera Luna Llena posterior al Equinoccio de Primavera. El Domingo de Ramos es el domingo anterior a dicha Luna, y es por ello que la fecha varía todos los años.
Los fieles acuden a misa con ramos de olivo para ser bendecidos, conmemorando así la entrada de Cristo a Jerusalén, con el reconocimiento de un rey. En recuerdo a ello se celebra la bendición de las palmas y las ramas de olivo; al año siguiente, se queman las ramas para sahumar la casa y renovarlas por otras nuevas. El ramo bendecido también se puede obsequiar para otorgar protección a seres queridos.
El huevo de Pascua
Ofrecer huevos en Pascua es una tradición muy antigua, se remonta al siglo IV. Para los pensadores de la época, el huevo poseía un significado profundamente relacionado con la vida, de allí la relación cristiana con la resurrección de Cristo.
En aquellos tiempos, la Iglesia no permitía el consumo de huevos durante la Cuaresma, pero las gallinas, ¡seguían haciendo su tarea! El Domingo de Resurrección era el día en que terminaba la restricción, de modo que fue naciendo la tradición de compartir u obsequiar los huevos. Ofrecer una canasta repleta de huevos frescos se consideraba un acto de generosidad, y pronto comenzaron a colorearse o adornarse, para darles una bella presentación.
El conejo de Pascua
Una leyenda muy antigua cuenta que cuando el cuerpo de Jesús fue llevado al sepulcro, había dentro de la cueva un conejo escondido. Asustado por el incesante ir y venir de tantas personas entristecidas por la muerte de ese hombre, el conejo pasó mucho tiempo observándolo, todo el día, toda la noche, hasta que fue testigo de su resurrección.
Entonces comprendió que Jesús era el Hijo de Dios, y que su misión sería avisar a todas las personas que lloraban, que ya no debían estar tristes. Como los conejos no pueden hablar, llevó huevos, como símbolo de vida y alegría. A partir de allí, según la leyenda, el conejo sale todos los Domingos de Pascua a dejar huevos decorados, para recordar al mundo que Jesús volvió de la muerte y que debemos regocijarnos por su resurrección.
Recordemos también que la Resurrección es fuente de profunda alegría, y de renovación de la Fe, aprovechemos entonces para comenzar un nuevo ciclo, aumentando en nosotros nuestra capacidad de dar Amor, pasando este día en familia, haciendo felices a nuestros hijos y nuestros seres queridos. ¡Felices Pascuas!
Fuente: http://voces.huffingtonpost.com/2013/03/26/costumbres-pascuales-pascua_n_2958888.html?utm_hp_ref=voces
Más allá de la celebración religiosa, son muchas las costumbres que reúnen a la familia en estas fechas, y que incluyen reuniones, comidas y obsequios. Estas costumbres tienen su origen en antiguas tradiciones. A continuación, compartiremos las más populares.
El ramo de olivo
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos, una de las tradiciones más importantes para el mundo cristiano. El inicio de esta festividad coincide con la primera Luna Llena posterior al Equinoccio de Primavera. El Domingo de Ramos es el domingo anterior a dicha Luna, y es por ello que la fecha varía todos los años.
Los fieles acuden a misa con ramos de olivo para ser bendecidos, conmemorando así la entrada de Cristo a Jerusalén, con el reconocimiento de un rey. En recuerdo a ello se celebra la bendición de las palmas y las ramas de olivo; al año siguiente, se queman las ramas para sahumar la casa y renovarlas por otras nuevas. El ramo bendecido también se puede obsequiar para otorgar protección a seres queridos.
El huevo de Pascua
Ofrecer huevos en Pascua es una tradición muy antigua, se remonta al siglo IV. Para los pensadores de la época, el huevo poseía un significado profundamente relacionado con la vida, de allí la relación cristiana con la resurrección de Cristo.
En aquellos tiempos, la Iglesia no permitía el consumo de huevos durante la Cuaresma, pero las gallinas, ¡seguían haciendo su tarea! El Domingo de Resurrección era el día en que terminaba la restricción, de modo que fue naciendo la tradición de compartir u obsequiar los huevos. Ofrecer una canasta repleta de huevos frescos se consideraba un acto de generosidad, y pronto comenzaron a colorearse o adornarse, para darles una bella presentación.
El conejo de Pascua
Una leyenda muy antigua cuenta que cuando el cuerpo de Jesús fue llevado al sepulcro, había dentro de la cueva un conejo escondido. Asustado por el incesante ir y venir de tantas personas entristecidas por la muerte de ese hombre, el conejo pasó mucho tiempo observándolo, todo el día, toda la noche, hasta que fue testigo de su resurrección.
Entonces comprendió que Jesús era el Hijo de Dios, y que su misión sería avisar a todas las personas que lloraban, que ya no debían estar tristes. Como los conejos no pueden hablar, llevó huevos, como símbolo de vida y alegría. A partir de allí, según la leyenda, el conejo sale todos los Domingos de Pascua a dejar huevos decorados, para recordar al mundo que Jesús volvió de la muerte y que debemos regocijarnos por su resurrección.
Recordemos también que la Resurrección es fuente de profunda alegría, y de renovación de la Fe, aprovechemos entonces para comenzar un nuevo ciclo, aumentando en nosotros nuestra capacidad de dar Amor, pasando este día en familia, haciendo felices a nuestros hijos y nuestros seres queridos. ¡Felices Pascuas!
Fuente: http://voces.huffingtonpost.com/2013/03/26/costumbres-pascuales-pascua_n_2958888.html?utm_hp_ref=voces
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