Descansar: una necesidad

CREA CONCIENCIA DE LOS LÍMITES DE TU MENTE Y TU CUERPO PARA OFRECERLES DE VEZ EN CUANDO UNA PAUSA
Por Camile Roldán Soto / elnuevodia.com
- ¿Por qué no hace una pausa durante unos minutos y afila la sierra? Estoy seguro de que cortaría mucho más rápido.
Stephen R. Covey
Los siete hábitos de la gente altamente efectivaSe juntó todo. El dolor de espalda, las preocupaciones financieras, el montón de trabajo, la tristeza por sentir que su relación de pareja va en picada, la culpa al pensar que no dedica tiempo suficiente a sus hijos. Y Estela estalló. Una mañana reciente, frente a la pantalla de su computadora, lloró y lloró.
“Yo no paro”, cuenta la mujer de 37 años, jefa de familia y madre de dos chicos de 5 y 2 años al recordar aquel día. “Estoy drenada”, apunta.
¿Y usted?. ¿También se abruma a menudo?. ¿Sale de casa sin desayunar?, ¿almuerza a la carrera?, ¿se ejercita?, ¿duerme bien?, ¿disfruta de tiempo de calidad con usted mismo y los suyos?.
Responder a estas preguntas le reveló a Estela que algo tiene que hacer para manejar la tensión en sus días. La falta de descanso, sumada a la cantidad de responsabilidades, está afectando sus relaciones laborales y familiares. Además, se siente insatisfecha consigo misma, falta de ánimo, agotada física y emocionalmente.
En su caso, la dificultad para balancear las exigencias de su trabajo con su rol de madre, sumado a una apretada situación financiera, representan la mayor fuente de estrés. Pero no hay que tener hijos para enfrentar la presión de un tren de vida demasiado ajetreado. Aunque la crianza impone retos particulares, muchos adultos que no crían se sienten similar a Estela.
Ese es el caso de Rosana, una mujer soltera de 31 años que trabaja a tiempo completo y estudia por las noches.
“Siento que el tiempo apenas me da, que mi desempeño en el trabajo y los estudios no es el mejor a causa de la fatiga. Que no puedo cumplir como quisiera con las cosas para mí prioritarias como estar con mi familia y amigos. ¡Y no se hable de mis responsabilidades domésticas!”, cuenta la publicista y estudiante de Derecho.
“El poco control que siento tener de mi tiempo, está comprometido con mis horas contacto con mis obligaciones. Me quita mucha calidad de vida. Y pensar que me quedan varios años a ese tajo, me mata de estrés”, afirma la joven.

fatiga mental
A diario, la sicóloga clínica Glarybel Gorbea recibe en su oficina a adultos con las características de Estela y Rosana. Personas con diferentes perfiles: casadas, solteras o jefas de familia. De diferentes maneras, enfrentan las consecuencias de un cansancio excesivo producto del desbalance en sus vidas. Dedican la mayor parte del tiempo a un trabajo exigente, estudios o cuido de otros. Muy poco o nada de espacio dedican a sí mismos, a cuidarse, evaluar sus acciones y determinar lo que quieren.
“La gente no grita cuando tiene estrés. Grita cuando ya les duele la cabeza, no duermen, sienten taquicardia o engordan. Es decir, empiezan a somatizar sus problemas emocionales”, explica la doctora Gorbea.
Otra consecuencia es la fatiga mental, sostiene el doctor George Fahed, especialista del sueño. Esta provoca un deterioro de funciones vitales para lidiar eficientemente con la rutina diaria. Entre ellas: concentración, memoria, creatividad y tolerancia, por mencionar algunas.
A veces, no es la cantidad de tareas sino la carga emocional a su alrededor. Por ejemplo, dos personas pueden estar bajo la misma presión pero una de ellas enfrentar, además, la enfermedad suya o de un ser muy cercano, una situación familiar difícil o problemas económicos que, en suma, pueden colocarle en una posición más vulnerable.
También hay que tomar en cuenta que cada persona maneja la tensión de forma diferente. Hay quienes, debido a su personalidad, su red de apoyo o ambas, pueden asumirla mejor que otros.
Sea cual sea el caso, generalmente las personas que están “para arriba y para abajo” tienen un requisito de descanso mayor, enfatiza Fahed. No significa que tengan que dormir más, si no que su sueño debe ser reparador.
“Si estás todo el tiempo al 100%, tienes que proveerte una calidad de vida que incluya ejercitarte, alimentarte bien y descansar”, indica.

Hay que cogerse un break
La gran paradoja es que frente a tanto que hacer muchas personas no encuentran la forma de incorporar a sus vidas estos hábitos.
“La gente sabe que tiene que descansar, hacer ejercicio, comer saludable, pero no saben cómo”, opina Gorbea.
Entonces, comienzan a emplearse remedios artificiales para despejar la mente, descansar o rebajar que, a largo plazo, empeoran la situación. Así es porque el uso inadecuado de medicamentos como sedantes, antidepresivos, pastillas para el sueño o incluso para bajar la presión, pueden resultar nocivos para una agradable cita con Morfeo.
Asimismo, el sedentarismo, una dieta alta en grasas y azúcar y el uso excesivo de alcohol promueve la fatiga, explica Fahed.
“La gente tiene la idea de que hacer ejercicio cansa, pero hacer ejercicio te da más energía. Además, genera un montón de químicos que son antidepresivos naturales”, apunta Gorbea.
Pero dormir bien es solo una parte de la ecuación. Durante el día, según coinciden numerosos estudios, quienes saben organizar su tiempo para disfrutar de pequeños descansos son más productivos y cometen menos errores.

Cómo manejar la carga laboral
La realidad económica que vivimos ha provocado que las empresas cada vez más busquen hacer más con menos.
¿Qué consecuencias tiene esto para los empleados?. Al principio, alivio por no haber quedado desempleado. Pero con el pasar de los meses, el exceso de responsabilidades comienza a ser una fuente de mucha tensión.
“Esa fatiga se acumula en el empleado. Mina su compromiso con la empresa, afecta sus relaciones en el hogar, no puede hacer ejercicio, descuida su salud y se siente frustrado”, indica la consultora en desarrollo de organizaciones y coach profesional, Edna Guzmán Gerena.
Es sencillo: numerosos estudios han demostrado que los trabajadores que toman descansos durante la jornada laboral son más productivos que el resto. Se entiende que una pausa renueva la energía.
Concentrarse en una misma tarea por un tiempo muy prolongado también puede convertirse en una gran fuente de estrés. Las consecuencias acumulativas de esa tensión pueden ser presión alta, niveles de azúcar elevados, debilidad del sistema inmunológico y otras enfermedades.
John P. Trougakos, profesor de la Universidad de Toronto y quien se ha dedicado a escribir sobre el tema de la productividad, compara la concentración con un músculo que necesita descanso tras someterse a una actividad intensa.
Para recargar baterías, recomienda de vez en cuando caminar un poco, leer en un espacio distinto al del trabajo y siempre sentarse a almorzar tranquilamente. Cada cual, de acuerdo a la labor que realiza y su auto conocimiento, debe evaluar qué alternativa le funciona para mantenerse productivo.
Por supuesto, no se puede exagerar con los descansos.
“Cuando hablamos de productividad es necesario conocer cómo balanceo mi día para ser efectivo”, aconseja Guzmán.
Por qué descansar
Varios estudios han encontrado que tomar breves descansos entre tareas aumentan la productividad y la capacidad de mantenerse atento a una tarea por más tiempo.
Problemas de visión y túnel carpal son solo dos de varias consecuencias de realizar acciones repetitivas durante todo el día.

Las personas que saben identificar cuando tomar una breve pausa para recargar energías son productivas y menos propensas a cometer errores.

El cuerpo humano fue hecho para moverse. Estar sentado mucho tiempo interfiere con la circulación adecuada y, por lo tanto, disminuye la cantidad de oxígeno que necesitas para mantener tu cuerpo en óptimas condiciones. Por eso, cada vez hay más investigación respecto a las consecuencias de la inmovilidad y se recomienda realizar de pie algunas tareas que no requieren estar sentado como por ejemplo, hablar por teléfono.
En los niños
Irritabilidad, cambios de ánimo repentinos, rabietas, bajo aprovechamiento académico... Observa estas situaciones. Podrían alertar la necesidad de descanso en los niños.
“A la mayoría de los niños con fatiga crónica no se les ofrece suficiente oportunidad de sueño”, explica el doctor Fahed, quien realiza estudios a esta población en la clínica Somnos en Ponce.
La necesidad de sueño de un niño de un niño varía de acuerdo a su etapa de desarrollo. Esta cuota de tiempo tiene que estar acompañada de calidad de descanso. Si un chico pasa mucho tiempo frente a la estimulación del televisor o los juegos electrónicos puede enfrentar problemas para dormir en la noche y acumular lo que Fahed llama una “deuda de sueño”.
El doctor recomienda estar pendiente del ánimo de los menores para determinar si las actividades que realiza fuera de la escuela contribuyen a su calidad de vida o, por el contrario, interfieren con el reposo que requieren.

Las horas de sueño promedio recomendadas para los niños, según la Asociación Nacional del Sueño son:
1-3 años: 12 a 14 horas

3-5 años: 11-13 horas

5-12 años: 10-11 horas
Qué pueden hacer las empresas y líderes
QUÉ PUEDEN HACER LAS EMPRESAS Y LÍDERES
Capacitarse y entender la realidad de que hay muchos empleados excelentes pero quemados por la sobre carga de trabajo.
Fomentar el intercambio de ideas para mejorar los procesos y hacerlos más ágiles, más fáciles.
Eliminar las tareas que añaden poco o ningún valor.
Ser asertivo al agradecer y recompensar el esfuerzo bien logrado.
Educarse sobre los conceptos de inteligencia emocional y el buen manejo de las emociones.
Cuidar la comunicación. Procurar que sea efectiva y provea espacio a los empleados para ventilar sus preocupaciones y proponer sugerencias. Empleados que se sienten apreciados exceden las expectativas.
Procurar que el empleado se sienta apreciado.

Qué pueden hacer los empleados
Evalúa tus metas personales. Dónde te ves a corto, mediano y largo plazo. Pregúntate si tu ambiente laboral es el apropiado para alcanzarlas.
Toma decisiones ágiles. Muévete o toma las acciones conducentes a un cambio, si tras evaluar tu situación determinas que tu frustración no es temporera.
Sé agente de cambio a través de tu actitud. Si tu líder no te ofrece retroalimentación, pídesela. Pregúntale ¿cómo voy?. Es decir, educa hacia arriba.
Da la milla extra, no necesariamente en cantidad de trabajo si no en términos de la calidad o efectividad.
Ten en cuenta que hacer las cosas bien requiere pasión y orgullo por lo que haces. Procura alimentar tu pensamiento con estos valores.
Establece prioridades y deja de ocupar tu tiempo en cosas poco productivas.
Determina en qué momento del día eres más productivo y sácale el jugo a ese tiempo.

Fuente: Dra. Edna Guzmán Gerena, consultora en el desarollo de organizaciones, coach profesional y certificada en estrategias para manejo de conflictos.

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