Las mujeres tienen la palabra en las elecciones de Estados Unidos

A votar
Foto: Agencia AFP
Por: Diego Alarcón Rozo, enviado especial.
Analistas consideran que el presidente, Barack Obama, tiene su fuerza electoral en los latinos, los afroamericanos y las mujeres.
Algunas personas esperan la votación anticipada en el estacionamiento Columbus, Ohio, EE.UU.  La profesora Wendy Smooth tiene un doctorado en estudios de mujer y género y es una de las especialistas más célebres en la Universidad Estatal de Ohio. Es morena, amable, simpática, usualmente sonríe cuando alguien le hace una pregunta y responde con claridad en su rol de "experta". No obstante, hace días, otro "experto", sentado en las modernas sillas de la cadena CNN, lanzó al aire una afirmación que le borró la sonrisa de la cara. El hombre, de quién no recuerda el nombre, dijo que el principal factor que decisión que tienen las mujeres al votar es la apariencia física de los candidatos: insinuó que para ellas eso que los análisis llaman 'vote appeal', es simplemente 'sex appeal'. "¿No es eso retrógrado?".

La imagen de los candidatos es importante, claro, dirá Wendy Smooth más tarde, pero simplificar la situación de una manera tan extrema resulta particularmente simplista con un electorado que usualmente supera en número al de los hombres. Los números están aquí, para no mentir: en 2008, el 65.7% de las mujeres registradas para votar asistió a los centros para ejercer su derecho, mientras que los hombres establecieron su participación en 61.5%. En 2004 la relación fue de 65.4% a 62.1%. Si se mira desde otro punto de vista, quizá resulte injusto que el ejemplo que da este electorado no esté reflejado en la participación femenina en política aquí en Estados Unidos, una nación en la que sólo el 16,8% del Congreso esta compuesto por mujeres, sólo 6 de los 50 estados tienen gobernadoras y sólo el 17.6% de la poblaciones tienen alcaldesas. El resto de porcentajes lo completan los hombres y se refleja una tendencia: aquí las mujeres votan, pero usualmente no votan por sus congéneres.

Esta vez, como en todas las elecciones presidenciales de la historia del país, los demócratas y los republicanos batallan por la silla del despacho oval con sus hombres más fuertes, porque siempre han sido hombres y nunca mujeres. Y las mujeres tampoco lucen decididas para apoyar a un único candidato en medio de promesas y palabras de rigor que usualmente promueven la igualdad y el equilibrio de oportunidades. Estados Unidos no es un país machista, al menos en el discurso de Barack Obama y Mitt Romney.

El punto no está en que alguno de los dos candidatos hable más de las mujeres que el otro, y prometa un mayor número de opciones. El real factor de decisión está en que, de acuerdo con las palabras de la profesora Smooth, ya las esposas no votan como sus maridos, como antes, ni necesitan quién las oriente para saber qué el lo que quieren para el país. Ser mujer no excluye a nadie de no tener un trabajo, ni de estar preocupado por el déficit, ni de interesarse por las relaciones de Estados Unidos con China o Irán. "Hoy, como nunca antes, vemos cómo las mujeres se interesan en la política y cómo saben que su voto puede ser determinante", dice la profesora Smooth, porque son votantes racionales y no simples fans de alguien con quien simpatizan.

La última encuesta de la firma Gallup sostiene que Barack Obama tiene el 52% del apoyo femenino a nivel nacional y Romney el 43%, pero la cuenta no parece tan sencilla cuando las cifras se vuelven específicas e indican que en los estados que aún no toman partido el presidente tiene el 49% del apoyo y su rival el 48%. Ambos hablan de la pluralidad, de su satisfacción de que las mujeres puedan acompañarlos en sus gobiernos, pero a muchas de ellas no se olvida que el congresista republicano de Misuri, Todd Akin, declaró que cuando el abuso sexual a una mujer era "real", su cuerpo sabía distinguirlo y bloqueaba los mecanismos del embarazo. Tampoco pueden sacarse de la memoria que apenas hace un semana, el candidato a senador del mismo partido, Richard Mourdock, aseguró que si un embarazo ocurría durante una violación, era porque la "voluntad de Dios" así lo había querido.

Los republicanos usualmente hablan de Dios, pero el poder de dios y de sus voceros no ha sido suficiente para que un tema como el aborto, sea el principal factor de decisión que tienen las mujeres sobre los candidatos y menos para que la mayoría se aleje de las posturas de Romney. El estudio de Gallup sobradamente demuestra esta realidad: para el 39% de las mujeres el aborto es el tema que más les importa en la campaña, y le siguen la generación de empleo (19%), la atención en salud (18%), la economía (16%) y la igualdad de género (15%), entre otros temas menos significativos en los que no aparece el sex appeal presidencial.

La primera razón que tiene Jerilyn Neeper para votar por Mitt Romney es justamente la interrupción del embarazo. Tiene 26 años, es enfermera, esta casada y se define como "pro life" (pro vida). Hace algunas semanas ella leyó en la prensa que apenas 21 días después del embarazo, ya se pueden analizar los latidos de los bebés: "hay vida y alguien decide acabarla. Para mí, eso es asesinato.", y la joven va más allá: "Romney es el candidato de la moral y nosotros debemos volver a ser ciudadanos con moral".

Para la joven y cándida Jerilyn Neeper, a los estadounidenses se les extravió la moral en algún lugar poco concurrido de la política. Aunque Mitt Romney siga considerando válido el aborto en los casos de violación, problemas para la salud del bebé o de la madre, es una esperanza que él llegue a la Casa Blanca y que Paul Rayan, del ultraconservador Tea Party lo acompañe como vicepresidente. Un dueto de espanto para Jane Sitorius de 25 años, pelo rubio y ojos muy azules, quién está de acuerdo cuando Obama afirma que no cree que los políticos de Washington, la mayoría de ellos varones, deban tomar decisiones sobre la salud de las mujeres.

De vuelta, la profesora Smooth explica que en sus análisis ha encontrado que a nivel general puden definirse algunos grandes perfiles de las votantes. Las afroamericanas como ella apoyan decididamente al presidente y sienten afinidad con Michelle Obama. El presidente también cuenta con la mayoría de las mujeres jóvenes y solteras, para quienes las palabras del senador Akin y el aspirante Mourdock usualmente son un desastre y del otro lado están las mujeres casadas, con hijos, pequeñas empresarias. Se preocupan más por el desempleo, la economía y los derechos laborales y Romney descuenta terreno aún estando por debajo.

La profesora Smooth no tiene dudas: "la campaña de Romney ha movilizado muchas mujeres hacia la campaña de Obama", no obstante una vez habrá que decir una vez más que mañana será el día de las definiciones, de los votos que definen la orientación del país. Su propia moral, por qué no.
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