A un siglo del hundimiento del Titanic, surgen nuevas teorías



El iceberg solo fue parte de la tragedia

A un siglo del hundimiento del legendario trasatlántico, nuevas teorías emergen respecto a aquella madrugada de pesadilla 
Isidor Straus, de origen judío alemán pero residente en los Estados Unidos desde los nueve años, fue uno de los millonarios de la época que falleció en el hundimiento del Titanic. Straus era codueño, junto a su hermano Nathan, de las tiendas Macy's. En la foto, junto con su esposa Ida, quien también pereció en la tragedia. (archivo)
Por William J. Broad / The New York Times
Nueva York - Lo que hundió al Titanic hace hoy justamente un siglo es bien conocido, por lo menos en líneas generales. En una noche sin luna en el Atlántico Norte, el transatlántico chocó contra un iceberg y sobrevino el desastre, con 1,500 vidas perdidas.
Centenares de libros, estudios e investigaciones oficiales se han dedicado a la interrogante más profunda de cómo un buque tan costoso y tan bien construido -declarado insumergible- pudo haber terminado de un modo tan terrible. Las teorías varían ampliamente, echando la culpa a todo, desde marinos ineptos hasta remaches defectuososLeer mas.....................................

Ahora, cien años después de que el transatlántico se hundiera en las primeras horas del 15 de abril de 1912, dos nuevos estudios sostienen que estados raros de la naturaleza desempeñaron papeles cruciales en la catástrofe.
El primero de ellos dice que la cercanía de la Tierra a la Luna y al Sol -una proximidad no igualada en más de 1,000 años- tuvo como efecto olas sin precedentes, lo que contribuyó a explicar porqué el Titanic tropezó con tanto hielo, incluyendo el iceberg fatal.
Y el segundo, propuesto por un historiador británico del Titanic, sostiene que las aguas heladas crearon las condiciones ideales para un tipo inusitado de espejismo que ocultó los icebergs a los puestos de observación y confundió a un barco cercano en cuanto a la identidad del transatlántico, demorando los esfuerzos de rescate por horas.
El autor, Tim Maltin, dijo que su explicación ayuda a remover la mancha del error garrafal de lo que él considera como una tragedia.
“No hubo héroes ni villanos”, dijo Maltin en una entrevista. “En cambio, lo que hubo fueron muchos seres humanos tratando de hacer lo mejor que pudieron en la situación tal como ellos la vieron”. El título de este nuevo libro, Titanic: a Very Deceiving Night, que se publica esta semana como un e-book, alude a la manera cómo los espejismos podrían arruinar por completo las observaciones humanas.
Expertos en el Titanic, así como científicos, están discutiendo las nuevas teorías. Algunos preguntan si los factores naturales pueden superar la importancia de la ineptitud. Otros encuentran plausible la explicación del espejismo -pero solo en escenarios limitados. En conjunto, no obstante, muchos expertos están aplaudiendo las nuevas perspectivas.
“Es importante que nueva información pueda ayudar a explicar algunos de los viejos misterios”, dijo George M. Behe, autor de On Board R.M.S. Titanic, un libro publicado en 2010 que describe las cartas, postales y relatos de la tripulación y de los pasajeros del buque.
El Titanic fue el último y más lujoso buque de su época, un brillante icono de la buena vida. Llevaba a 10 millonarios, incluyendo Isidor Straus, de Macy's, en aquel entonces la tienda por departamentos más grande del mundo. Igual que cientos de otros pasajeros, él pereció cuando el buque se hundió -con el agua calmada y el cielo iluminado por estrellas.
Desde el comienzo, nuevos informes e investigaciones dijeron que el hielo en el Atlántico Norte era inusitadamente malo aquel año. The New York Times, en un artículo poco después del hundimiento, citó a funcionarios de las Naciones Unidas diciendo que el invierno había producido “una cosecha de icebergs enormemente grande”.
Recientemente, un equipo de investigadores de Texas State University-San Marcos y la revista Sky & Telescope encontraron una aparente explicación en los cielos.
El equipo descubrió que la Tierra había llegado excepcionalmente cerca del Sol y de la Luna aquel invierno, reforzando sus fuerzas gravitatorias sobre el océano y produciendo olas sin precedentes. Las raras órbitas tuvieron lugar entre diciembre de 1911 y febrero de 1912 -dos meses antes del desastre.
Los investigadores insinúan que las olas altas reflotaron masas de icebergs tradicionalmente adheridas a las costas de Labrador y Newfoundland y las lanzaron a la deriva a las rutas de navegación del Atlántico Norte.
“Nosotros no afirmamos que nuestra idea es definitiva”, dijo Donald Olson, un físico de Texas State. Pero, añadió, el equipo continúa recopilando nuevas pruebas de apoyo.
El doctor Olson dijo que después de la publicación del estudio, “descubrimos que había habido considerables eventos de mareas alrededor del globo -en Inglaterra y Nueva Zelanda”. Un periódico de Sydney, señaló él, publicó un titular que hablaba de “olas sin precedentes”.
Las aguas heladas aquella noche crearon condiciones ideales para una clase excepcional de espejismo, según Maltin, quien es dueño de una firma de relaciones públicas en Londres y ha escrito tres libros sobre el Titanic. Andrew T. Young, astrónomo y especialista en espejismos de San Diego State University, lo ayudó a pulir su teoría.
El título del libro de Maltin tiene su origen en las observaciones concluyentes que el capitán hizo cuando le preguntaron en una investigación por las causas del desastre.
“Fue”, replicó él, “una noche muy engañosa”.

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