Por Eileen Rivera Esquilín /elnuevodia.com
Sabemos que en algún momento -o varios- hemos pasado por un gran coraje… quizás hemos gritado, tirado cosas al piso o pronunciado una que otra palabrota. Y es que esto no es otra cosa que una emoción normal en el individuo que podría variar en intensidad. Pero, ¿cómo lo manejamos de forma efectiva para evitar que se convierta en un problema serio que afecte tus relaciones interpersonales en la casa y en el trabajo?
Expertos consultados aseguran que, aun cuando sentirse enojado es permisible, debemos evitar que este se salga de control o, incluso, que se prolongue por mucho tiempo. De acuerdo con el doctor Luis A. Martínez Suárez, con especialización en gerontología y salud pública, por lo general, el coraje surge cuando la persona es lastimada, se siente amenazada, enfrenta una situación adversa o no obtiene lo que desea y se frustra. “Existen dos tipos de coraje. Aquel que dirigimos hacia nosotros mismos, en el cual tendemos a atacarnos, insultarnos, devaluarnos e incluso reprimirnos. En este caso, las personas suelen arañarse, morderse, golpearse o cortarse, y en el peor de los escenarios, intentar suicidarse. El otro tipo de coraje es el que dirigimos hacia los demás. Aquí podemos ver personas con gestos amenazantes, conducta agresiva, ataques dañinos, golpes, ofensas y humillaciones a otros”, indica Martínez, de la Administración de Servicios de Salud Mental y contra la Adicción (ASSMCA).
Para el galeno, es importante que las personas aprendan a manejar de forma asertiva el coraje, ya que este sentimiento destruye las relaciones interpersonales, afecta las relaciones en la familia y el trabajo. Del mismo modo, las situaciones difíciles se vuelven más complejas, predispone a enfermedades físicas y emocionales, causa altos niveles de estrés, además de afectar el estado emocional y el diario vivir.
“Existen diferentes formas para manejar exitosamente el coraje. Sin embargo, el primer paso para lograrlo es sin duda alguna el reconocer y aceptar que se tiene coraje. Esto ayudará a que la persona se sienta mejor y el coraje vaya poco a poco disminuyendo. También, hay que identificar la causa del coraje, pensar de manera lógica y racional, verificar si el evento o situación es proporcional a la reacción de coraje, así como detenerse y serenarse”, afirmó.
De educación y trastornos
En esa misma línea, la sicóloga clínica Grisell Rodríguez explica que el que mantegamos la ira bajo control depende mayormente de cómo se nos haya educado, pero hay que tomar en consideración que existen condiciones mentales donde las personas no pueden controlar la ira a menos que estén bajo tratamiento psiquiátrico como por ejemplo, por trastornos de control de impulsos o trastornos por déficit de atención con hiperactividad.
“El coraje puede ser provocado por cualquier estímulo o situación que nos cause tensión y puede ir en escalada y convertirse en ira. El tener coraje con nosotros mismos o con otros muchas veces está asociado a nuestro mismo estilo de vida, enfermedades mentales cambios hormonales o situaciones que se nos presentan. Muchas personas que no se pueden controlar pueden llegar hasta la autoagresión o tener ideas e intentos suicidas en los peores casos. En ambos casos, podría ir dirigido a otros y agredir a otras personas ya sea física o verbalmente”, dice Rodríguez.
El estilo de vida y el ajoro diario, comenta la sicóloga, nos hace más vulnerables al momento de manejar y canalizar el coraje.
“El maltrato infantil, la violencia doméstica, la cantidad de asesinatos y lo que vemos en la calle diariamente es una manifestación de coraje y de ira pobremente manejada. Se debe educar de forma colectiva en un proceso de socialización partiendo de que lo que se les enseña a nuestros niños es lo que ellos manifestarán en el futuro. La búsqueda de ayuda en nuestro carácter individual es muy importante. Si permites rabietas en un niño, que un adolescente grite y rompa cosas para canalizar el coraje, tendrás como resultado un adulto con pobre manejo del coraje. Si se sospecha de algún tipo de enfermedad mental se recomienda ayuda profesional con tiempo”, destaca.
Otras recomendaciones ofrecidas por Martínez son: establecer un diálogo abierto y sincero con la persona con la cual tenemos coraje, hacer ejercicios, practicar nuestro pasatiempo favorito, llevar una sana alimentación y escribir sobre la situación que enfrentas y cómo te sientes ante la misma.
“También es aconsejable que al momento de sentirte enojado, tomes un respiro y cuentes hasta 10 antes de emitir cualquier palabra o reaccionar violentamente. Repite frases positivas que te calmen. Usa el humor para aliviar la tensión y piensa en una historia o chiste jocoso”, expone.
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