Fumar está cada vez más reconocido como un factor de riesgo para la demencia en los ancianos, y el número de casos de demencia en todo el mundo, estimado en 36 millones en 2010, sigue aumentando y se prevé que se duplique en los próximos 20 años.
Séverine Sabia, de la Universidad de Londres, (Reino Unido) y sus colegas utilizaron la cohorte Whitehall, que se basa en un estudio sobre los empleados de la administración pública británica, para examinar la asociación entre los antecedentes de tabaquismo y el deterioro cognitivo en la transición de la edad madura hasta la vejez. Los datos se obtuvieron a partir de 5.099 hombres y 2.137 mujeres, con una media de edad de 56 años en la primera evaluación cognitiva.
Los resultados muestran, según los autores, cuatro conclusiones principales. En primer lugar, los varones fumadores presentan un deterioro cognitivo más acelerado; de hecho, aquellos siguieron fumando durante el seguimiento experimentaron una disminución mayor en todas las pruebas cognitivas.
Además, los hombres que dejan de fumar en los 10 años anteriores a la primera medida cognitiva seguían teniendo un mayor riesgo de deterioro cognitivo, especialmente en la función ejecutiva. Sin embargo, a largo plazo se perdía esta aceleración en el deterioro cognitivo de los exfumadores.
Mujeres
Los autores también señalan que sus resultados no muestran una asociación entre el tabaquismo y el deterioro cognitivo en las mujeres, aunque las razones subyacentes siguen sin estar claras. Sugieren que una explicación para la diferencia de sexo podría residir en el mayor consumo de tabaco por parte de los hombres.
Sin embargo, los movimientos frecuentes de la casa durante la infancia se asociaron con un mayor riesgo de mala salud en general, los trastornos psicológicos, y el consumo de alcohol y tabaco durante la adolescencia y la adultez.
Las decisiones relativas a la salud deben ser tomadas por un profesional sanitario, considerando las características únicas del paciente.
Séverine Sabia, de la Universidad de Londres, (Reino Unido) y sus colegas utilizaron la cohorte Whitehall, que se basa en un estudio sobre los empleados de la administración pública británica, para examinar la asociación entre los antecedentes de tabaquismo y el deterioro cognitivo en la transición de la edad madura hasta la vejez. Los datos se obtuvieron a partir de 5.099 hombres y 2.137 mujeres, con una media de edad de 56 años en la primera evaluación cognitiva.
Los resultados muestran, según los autores, cuatro conclusiones principales. En primer lugar, los varones fumadores presentan un deterioro cognitivo más acelerado; de hecho, aquellos siguieron fumando durante el seguimiento experimentaron una disminución mayor en todas las pruebas cognitivas.
Además, los hombres que dejan de fumar en los 10 años anteriores a la primera medida cognitiva seguían teniendo un mayor riesgo de deterioro cognitivo, especialmente en la función ejecutiva. Sin embargo, a largo plazo se perdía esta aceleración en el deterioro cognitivo de los exfumadores.
Mujeres
Los autores también señalan que sus resultados no muestran una asociación entre el tabaquismo y el deterioro cognitivo en las mujeres, aunque las razones subyacentes siguen sin estar claras. Sugieren que una explicación para la diferencia de sexo podría residir en el mayor consumo de tabaco por parte de los hombres.
Sin embargo, los movimientos frecuentes de la casa durante la infancia se asociaron con un mayor riesgo de mala salud en general, los trastornos psicológicos, y el consumo de alcohol y tabaco durante la adolescencia y la adultez.
nota
La información médica ofrecida en esta web se ofrece solamente con carácter formativo y educativo, y no pretende sustituir las opiniones, consejos y recomendaciones de un profesional sanitario.Las decisiones relativas a la salud deben ser tomadas por un profesional sanitario, considerando las características únicas del paciente.
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