Se estrena el viernes en Estados Unidos en el festival de Sundance, aunque se proyecta en su país de origen desde septiembre del año pasado. Si bien el personaje de Lau (Stephanie Sigman, que actúa aquí en su primer largometraje) no se dedica al tráfico de drogas, el cineasta retomó para la película la idea de una mujer que acaba involucrándose a su pesar en el mundo del crimen organizado y es forzada a obedecer al cártel para proteger a su familia."Es como un grito a todo lo que estamos viviendo en nuestro país y el miedo que tenemos de adonde puede llegar todo esto", dijo Diego Luna.
El actor mexicano, que se dio a conocer por Y tu mamá también, se puso aquí la gorra de productor a través de su firma Canana, cofundada con su colega y compatriota Gael García Bernal (Y tu mamá también, La mala educación)."Creo que lo que hace la película es hablar de un estado de ánimo que hoy reina en México. De alguna manera, el personaje de ella es una gran metáfora para hablar de nosotros" los mexicanos, afirma Luna."Estamos en medio de algo de lo cual ya somos parte, pero que no acabamos de entender. Es una guerra que nos está pasando por encima y en la cual, definitivamente, nos están usando de alguna manera", dijo.
Según las últimas cifras oficiales, cerca de 50.000 personas han muerto en México por la violencia vinculada con el crimen organizado desde diciembre de 2006, cuando Felipe Calderón asumió la presidencia y lanzó su ofensiva contra el narcotráfico con el apoyo del Ejército. Y la cifra va en aumento: en los primeros nueve meses de 2011 la violencia dejó 13.000 muertos, es decir 11% más que en los primeros nueve meses de 2010.
Luna deploró "esta sensación de haber perdido el control total sobre la realidad" que vive México y lamentó que sus ciudadanos se hayan "acostumbrado a convivir con este nivel de violencia".En lugar de mostrar las escenas de acción desbordantes de adrenalina que generalmente se asocian a las películas sobre el crimen organizado, el director Gerardo Naranjo eligió filmar planos largos, incluso contemplativos.
Naranjo "deseaba expresar esta sensación de que esto no se acaba. Esta sensación casi incómoda, en que los planos duran mucho tiempo. No salimos del punto de vista del personaje", explicó Luna. Según el actor y productor de 32 años, la película "puede empezar cierto debate, generar preguntas y reflexiones. Yo creo que el cine tiene este maravilloso poder y labor de hacer preguntas. No se trata de andar dando respuestas.
Si uno confía en el público, en su inteligencia, deja que (éste) llegue a sus propias conclusiones", estimó. La esperanza, para él, "está en el compromiso de los ciudadanos en cambiar nuestra realidad. Allí radica la mía", continuó. "Ésta es la trinchera que a mí me corresponde. Yo creo que lo primero es recononcer que hay una responsabilidad compartida entre todos los que convivimos con este nivel de violencia".
Fuente: AFP
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