El mayor regalo que te puedes hacer
Por Ma Prem Bhama / Especial para ELNUEVODIA.COM
Uno como persona debe cortar con la herencia de dolor y sufrimiento, y perdonar para ser mejores padres ya que nuestros hijos son el legado que dejamos y esos patrones de conducta se heredan. ¿Qué usted opina?
V. Rivera, San Juan, PR
El perdón que ofrecemos es un acto de amor. Siempre que se perdona -se esté o no consciente de ello- se entra en el amor compasivo y en el amor incondicional.
Quien perdona, aunque quisiera, no puede retroceder y deshacer el daño, pero puede tomar la valiente decisión de ser un instrumento de bien para el ofensor, sin entrar en la codependencia.
Cuando perdonamos, lo hacemos no por el ofensor, sino por nosotros. Para mí estos patrones no se heredan, se aprenden por el modelaje que les damos a nuestros hijos. Enseñarlos a perdonar es el regalo más grande que les podemos dar a nuestros hijos. Este legado será perdurable y los ayudará a vivir una vida en armonía con todo su medioambiente, lo que redunda en paz, alegría y felicidad.
No perdonar nos llena de los venenos más destructivos para la mente y el espíritu: el odio, el rencor, el coraje, sentimientos de baja frecuencia que enferman el cuerpo y la mente porque contrarrestan tus más sublimes y altruistas emociones.
En el caso de las relaciones de pareja, algunos confunden el perdón con la reconciliación. El perdón no tiene como propósito convertirnos en víctimas de un agresor. Para poder perdonar a una pareja agresora, conlleva estar seguros de un cambio de actitud y que la pareja lleve a cabo la acción correspondiente, como visitar un profesional de la salud.
Para perdonar puedes comenzar poco a poco. Ejerce la empatía. La empatía es la energía que utilizamos para explorar y tratar de entender por qué la persona actuó de la manera que lo hizo. Es la identificación mental y afectiva que tenemos con el estado de ánimo del otro. Si perdonas de forma sincera habrás dado un gran paso para estar en paz contigo misma.
La meditación del perdón te ayudará a soltar el resentimiento y el rencor. Busca un lugar tranquilo. Desconecta todos los teléfonos, pon música suave si sientes que te ayudará. Siéntate cómodamente, cierra los ojos y entra en estado meditativo. Inhala despacio. Visualiza a la persona que quieres perdonar. Una vez la tengas en tu campo mental mírala en paz y radiante. Dile que la perdonas y que deseas de todo corazón que sea feliz. Imagina a la persona envuelta en un rayo de luz brillante y entrégala al Universo. Perdónate a ti por haber albergado sentimientos de coraje y rencor. Piensa en algo agradable, algo que te da paz y felicidad. Respira y ve abriendo los ojos lentamente.
Recuerda que al perdonar estás creando un campo energético de alta frecuencia que te hará sentir en paz, más liviana y protegida contra cualquier energía de baja frecuencia.
La autora es coach de vida certificada. Para contactarla, aclarar dudas o sugerirle temas puedes escribirle a maprem@onelinkpr.net.
V. Rivera, San Juan, PR
El perdón que ofrecemos es un acto de amor. Siempre que se perdona -se esté o no consciente de ello- se entra en el amor compasivo y en el amor incondicional.
Quien perdona, aunque quisiera, no puede retroceder y deshacer el daño, pero puede tomar la valiente decisión de ser un instrumento de bien para el ofensor, sin entrar en la codependencia.
Cuando perdonamos, lo hacemos no por el ofensor, sino por nosotros. Para mí estos patrones no se heredan, se aprenden por el modelaje que les damos a nuestros hijos. Enseñarlos a perdonar es el regalo más grande que les podemos dar a nuestros hijos. Este legado será perdurable y los ayudará a vivir una vida en armonía con todo su medioambiente, lo que redunda en paz, alegría y felicidad.
No perdonar nos llena de los venenos más destructivos para la mente y el espíritu: el odio, el rencor, el coraje, sentimientos de baja frecuencia que enferman el cuerpo y la mente porque contrarrestan tus más sublimes y altruistas emociones.
En el caso de las relaciones de pareja, algunos confunden el perdón con la reconciliación. El perdón no tiene como propósito convertirnos en víctimas de un agresor. Para poder perdonar a una pareja agresora, conlleva estar seguros de un cambio de actitud y que la pareja lleve a cabo la acción correspondiente, como visitar un profesional de la salud.
Para perdonar puedes comenzar poco a poco. Ejerce la empatía. La empatía es la energía que utilizamos para explorar y tratar de entender por qué la persona actuó de la manera que lo hizo. Es la identificación mental y afectiva que tenemos con el estado de ánimo del otro. Si perdonas de forma sincera habrás dado un gran paso para estar en paz contigo misma.
La meditación del perdón te ayudará a soltar el resentimiento y el rencor. Busca un lugar tranquilo. Desconecta todos los teléfonos, pon música suave si sientes que te ayudará. Siéntate cómodamente, cierra los ojos y entra en estado meditativo. Inhala despacio. Visualiza a la persona que quieres perdonar. Una vez la tengas en tu campo mental mírala en paz y radiante. Dile que la perdonas y que deseas de todo corazón que sea feliz. Imagina a la persona envuelta en un rayo de luz brillante y entrégala al Universo. Perdónate a ti por haber albergado sentimientos de coraje y rencor. Piensa en algo agradable, algo que te da paz y felicidad. Respira y ve abriendo los ojos lentamente.
Recuerda que al perdonar estás creando un campo energético de alta frecuencia que te hará sentir en paz, más liviana y protegida contra cualquier energía de baja frecuencia.
La autora es coach de vida certificada. Para contactarla, aclarar dudas o sugerirle temas puedes escribirle a maprem@onelinkpr.net.
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