La tía polaca de Ken Desde que Barbie llegó a las manos de las niñas en 1959, hemos visto a la rubia de plástico en multitud de versiones: hawaiana, princesa, patinadora, ejecutiva, novia, vestida de firma (Versace, Dior o Chanel) o en plan Lady Gaga. Pero todas ellas tienen algo en común: unas piernas largas, una cintura de avispa, un sujetador de copa D y una fabulosa melena.
La página web Daily Venus Diva ha investigado sobre la influencia de las muñecas tipo Barbie en los cánones estéticos que reciben las niñas que juegan con ellas y se plantea por qué no hay Barbies «gorditas», con curvas, más reales.
Navegando por Internet hemos comprobado que sí existen algunas Barbies rellenitas, como «Ciotka Kena», la tía polaca de Ken, una versión más madura y curvilínea de la muñeca rubia. Tiene generosas caderas, un gran moño y viste en ropa interior propia del Este.
Eso sí: la tía de Ken está considerada más un objeto de estudio que una muñeca, y es que Mattel tan solo fabricó una serie de 25 ejemplares en 1994 que se expuso en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago.
A lo largo de los años, Mattel ha producido «clones» de personajes, actrices y princesas. Uno de los más controvertidos fue la Barbie Christina Hendricks, una de las protagonistas de la exitos aserie de televisión «Mad Men», que perdió sorprendentemente las generosas curvas de la actriz en el proceso de producción. Ni rastro de su pecho, su generosa cintura ni sus muslos.
Pero mientras muchos demandan una imagen más real de la muñeca, otros se plantean qué consecuencias podría tener para los niños jugar con Barbies gorditas, cuando la obesidad infantil es un importante problema en los países occidentales.
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