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Las expectativas en torno a Rubio han disparado la alarma entre los demócratas, que ya han abierto el escrutinio con lupa de su vida y milagros. La prensa afín denuncia que el político hispano no ha dicho toda la verdad respecto a la historia de su familia. En alguna ocasión, Marco Rubio se ha presentado como «hijo de exiliados», cuando en realidad sus padres se mudaron a Florida dos años antes de la llegada al poder de Fidel Castro en aparente busca de prosperidad económica. Luego ya no pudieron regresar, pero esa parte se subraya menos.
«The Washington Post» advierte, además, que la reciente disputa entre Marco Rubio y la principal cadena de televisión norteamericana en español -Univisión- es «otro inconveniente» a la hora de asegurar el apoyo masivo del electorado hispano.
La decepción «Caine»
A estas alturas de la disputa preelectoral, el fuego de críticas contra el senador hispano por Florida indica, según algunos analistas, el miedo de los estrategas demócratas a que Rubio sea finalmente el candidato elegido. El voto hispano, tradicionalmente demócrata -con la excepción de la sorpresa dada por George W. Bush en 2004- está concentrado en varios estados claves en toda elección presidencial.
La alternativa Marco Rubio-voto hispano progresa a medida que parece pinchar el fenómeno «Herman Caine», el empresario negro que aspira a ser candidato presidencial republicano. Los últimos patinazos de Caine en materia de aborto y política exterior -con posiciones contradictorias en varias ocasiones- contrastan con el lenguaje claro y directo de Marco Rubio respecto a la defensa de la vida y a favor de una diplomacia fuerte frente a las dictaduras. Según informa «The New York Times», pese al «fenómeno Caine» el voto negro sigue siendo sin fisuras partidario de Obama.
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