Bob Marley: poeta, cantante y predicador, dedicado para mi querido amigo Ángel Herrera que es un fiel fanático de sus canciones

Robert Nesta Marley mas conocido como "Bob Marley" murió hace 30 años, pero la melodía de su música y sus creencias se mantienen como fuentes de inspiración    El familiar y ya clásico ritmo entrecortado del ‘reggae’ antecede a la entrada de la voz del cantante, que entona una letra algo enigmática:
“I shot the sheriff, but I didn't kill the deputy...” (Le disparé al sheriff, pero no maté a su ayudante).
En efecto, lo más probable es que uno esté más familiarizado con la versión lanzada por Eric Clapton en 1974, como sencillo extraído de su LP 461 Sunset Boulevard, uno de sus primeros como solista, que la propia versión original, de Bob Marley.
La canción subió lentamente hasta llegar al primer lugar de la lista de éxitos de los Estados Unidos: el único número uno conseguido por Clapton en su larga carrera musical.
La versión original, sin embargo, aparece en el disco ‘Burnin’, grabado el año anterior por Marley y su banda, los Wailers.
Según se cuenta, uno de los músicos de la propia banda de Clapton participó en ese disco de los Wailers y fue quien le recomendó la canción al famoso guitarrista británico.
Antes de grabarla, según cuenta Clapton, le pidió a Marley que le explicara su letra.
“Desgraciadamente le entendí muy poco”, diría Clapton después, “aunque sí me dijeron luego que le había gustado mi versión”.
No era para menos: esa versión de ‘I Shot the Sheriff’ incrementó geométricamente la popularidad de Marley y los Wailers, introduciéndolos en el mercado de la música rock.
Y Marley lo supo aprovechar con creces: al poco tiempo, el músico y cantante jamaiquino que había emigrado a Inglaterra junto a su banda en los fines de los sesenta, se convirtió en el máximo exponente mundial del ‘reggae’, uno de los grandes géneros musicales de los setenta y los ochenta, creando canciones tan imborrables como ‘No Woman, no Cry’, ‘Get up, Stand up’, ‘War’, ‘Could You be Loved’, ‘Waiting in Vain’, ‘Exodus’ y tantas más.
Incluso, llegó a convertirse en una figura cuasimística, un profeta rastafari (la creencia religiosa originada en Etiopía que incluye a la marihuana como uno de sus sacramentos) y un importante líder político de su país, o por lo menos lo suficientemente importante como para ser objeto de un atentado homicida.
Sin embargo, el cáncer lo mató en 1981 a la edad de 36 años y lo convirtió en una leyenda... en un rostro que las próximas generaciones de jóvenes han llevado en sus camisetas y colgado de sus paredes.
MISTERIOSOS INICIOS
El misterio rodeó su vida desde sus mismos inicios: se sabe, por ejemplo, que nació en 1945, en el pueblito de Nine Miles (Nueve Millas), llamado así porque esa era su extensión, y la fecha del 6 de febrero es la que se ofrece más comúnmente, pese a que nunca se ha hallado su certificado de nacimiento.
Fue hijo de la relación de Cedelia Booker, una muchacha de 18 años, con Norval Marley, un jamaiquino blanco de padre inglés.
Norval, cuya edad ha sido calculada entre los 50 y 64 años al momento de nacer su hijo, se pasaba viajando y apenas vio al pequeño Bob, muriendo cuando la futura superestrella apenas tenía 10 años de edad.
Su niñez estuvo marcada por la pobreza: se dice que su casa carecía de agua y electricidad,
Eventualmente, Cedelia se uniría en otra relación con un hombre cuyo hijo, Bunny Wailer, se convertiría en uno de los más importantes colaboradores musicales de Bob Marley.
La nueva familia a la postre se mudó a la capital jamaiquina, Kingston, ubicada a unas tres horas de Nine Miles. Y fue allí que, a principios de los años se sesenta, mientras trabajaba también como soldador, Bob comenzó a tocar sus primeros acordes musicales junto a Wailer y a otro joven músico que luego pasaría a conocerse como Peter Tosh. Todos eran pupilos, por decirlo así, del veterano cantante y luego instructor de canto Joe Gibbs.
Poco después, Marley y compañía formaron los Wailing Wailers, que grabaron su primer disco en 1963. Luego de un intermedio en el que pasó algunos meses con su madre en Delaware -donde esta se había mudado- y se casó con Rita Robinson el 10 de febrero de 1966, Marley regresó a una Jamaica que aún flotaba en la atmósfera rastafari dejada semanas antes por la visita del emperador etíope y gran propulsor del movimiento rastafari, Haile Selassie.
Entonces, de nuevo con la colaboración de Wailer y Tosh, y entregado de lleno a la forma de vida ‘rastafari’, Marley reformó a los Wailers.
Esta vez la banda tendría numerosos éxitos en Jamaica, pero terminaría trasladándose a Londres a principios de los setenta, y fue allí que firmó con el sello Island y empezó a internarse en el mercado del rock internacional al que terminó de conquistar gracias al empujoncito de Eric Clapton.
UN ATENTADO CASI MORTAL
A fines de 1976, un Marley ya canonizado como una de las figuras más importantes de su país, consagrado como músico y profesando tanto el pacifismo como la fe rafastari, protagonizó el episodio que tal vez haya sido el más emblemático de su vida: el 3 de diciembre de 1976, dos días antes de que tuviera previsto cantar en un supuesto concierto de reconciliación nacional llamado ‘Smile, Jamaica’ (Smile, Jamaica), Marley, su esposa Rita y varios amigos y colaboradores fueron baleados en el interior de la casa del músico por dos pistoleros enmascarados.
Se cree que el atentado tuvo connotaciones políticas, aduciéndose que Marley era amigo del entonces primer ministro del país, Michael Manley, quien pretendía utilizar el supuesto espectáculo apolítico para realzar su imagen como antesala de las elecciones que adelantó para apenas 10 días después.
Pero aún en franca recuperación, Marley y su esposa cantaron ante las más de 80,000 personas que asistieron al concierto, llegando a decir el músico, cuando se le preguntó por qué lo había hecho: “Si la gente que está tratando de empeorar este mundo no está dispuesta a tomarse un día libre, ¿por qué lo iba a hacer yo?”
De paso, la banda que le acompañó fue Zap Pow, dado que varios miembros de los Wailers estaban huyendo o escondidos, al temerse otro atentado.
El resto de su historia, sin embargo, adquiere aires de tragedia: en 1978, le hallan un tumor canceroso en un dedo del pie, padecimiento que sus representantes encubrieron afirmando que se había lesionado mientras jugaba fútbol.
Dos años más tarde, cuando Marley y los Wailers seguían cosechando grandes éxitos y triunfando en giras por todo el mundo, le hallaron un tumor cerebral. Durante ocho meses estuvo recibiendo un tratamiento poco convencional en una clínica de Baviera (Alemania), pero al final fue recluido en una clínica de Miami, donde murió el 11 de mayo de 1981: el próximo miércoles se cumplen 30 años de ello.
Con el paso de los años, el mito ha crecido: su casa-museo es uno de los principales atractivos turísticos de Jamaica y, en 1994, Marley fue exaltado al Salón de la Fama del Rock and Roll.
Finalmente, todos los años, al llegar el 6 de febrero, en distintas partes del mundo se celebran siempre unos conciertos especiales en honor a su memoria, y este año, en recordación del trigésimo aniversario de su muerte, aparecerá el documental biográfico ‘Marley’, del laureado director escocés Kevin MacDonald.
Aquí, la exitosa banda de ‘reggae’ puertorriqueña, Cultura Profética, que ya ha sacado tres discos de homenaje a sus composiciones, celebrará el próximo sábado un concierto conmemorativo en el anfiteatro Tito Puente.
“Su música sigue tan vigente ahora como la de cualquier artista que esté pegao',” comentó el baterista Boris Bilbraut, quien asume la voz cantante cuando Cultura Profética interpreta alguna pieza de Marley.
“¿Qué estaría haciendo él ahora si no hubiera muerto a esa edad supertemprana?” cuestionó. “Bueno, muchos de los que escuchan ‘reggae’ son fundamentalistas y quieren que suene siempre igual y hasta a nosotros nos han criticado porque lo cambiamos, pero estoy seguro de que, si viviera, Marley estaría haciendo un ‘reggae’ futurista”.
“A lo largo de su carrera, él evolucionó grandemente y siempre estuvo bien marcado y bien pendiente de las otras cosas que estaban ocurriendo a su alrededor”.
Pero, más que nada, dijo, “Bob Marley es el modelo a seguir... es el piloto de mi carrera y la mecha que me llevó a ser músico”.

No hay comentarios.: