Por la Redacción de El Mercurio
Así como en la mesa, nadie quiere sentarse a comer con un maleducado que mastica con la boca abierta, haciendo sonar la comida dentro de su boca y expulsando restos de pan; en la cama, el acto sexual también tiene ciertas reglas que al no seguirlas apagarían hasta la llama más ardiente de pasión.
Casi como un pequeño manual, la sexóloga estadounidense Tina Robbins escribió su "Manual para disfrutar el sexo todos los días del año" (Editorial Océano), en el que, si bien abarca prácticamente todas las variables que podría practicar una pareja para retomar su vida sexual, deja claro a lo largo del texto que antes de adentrarse en la aventura de las nuevas técnicas y juguetes sexuales, basta con lo que la naturaleza nos dio para activar el sexo con la pareja e incluso recuperar la libido cuando ésta escasea. Y para eso, sólo es necesario seguir ciertas normas básicas de la sexualidad humana, que, como escribe Robbins en varios puntos de su libro, sólo requieren de sentido común, empatía y, sobre todo, confianza en sí mismo y en el otro.
Aquí te mostramos las principales reglas de la vida sexual plena. En el caso de las mujeres, se les prohíbe:
-Planificar cuándo, dónde y cómo hacerlo: Se les ruega ser más flexibles y espontáneas.
-Apagar la luz: "La vista es uno de los sentidos que más excita a los hombres", cuenta la autora. No sean egoístas, entonces.
-Poner trancas a algunas prácticas: En este punto, Robbins apunta al sexo oral y anal.
-Acomplejarse: La baja autoestima queda fuera de lugar en la intimidad. "Dime cómo te ves y te diré cómo te relacionas con los demás", dice Robbins, recordando que uno de los órganos más erógenos del cuerpo humano es el cerebro. Trabajen su amor propio y atrévanse a llevar la iniciativa. Créanse el cuento.
-Esconder las manos: Amasen, estiren, pellizquen, acaricien. El tacto es fundamental.
-Ser demasiado vergonzosas: Sorpréndanlo con descaro, aconseja Robbins.
-Ignorar sus zonas erógenas: "Aunque te parezca mentira, más allá del pene hay vida sexual masculina", dice la sexóloga, antes de mencionar otras partes del cuerpo del hombre, como los pezones, la nuca, entre otros.
A ellos, las reglas le indican que no deben:
-Saltarse los juegos preliminares: Sean pacientes. A la gran mayoría de las mujeres -en la inmensa mayoría de las veces- no les gusta ir al grano.
-Ser bruscos: Ser masculino no es ser bruto, sobre todo en momentos en que la pareja necesita ternura y delicadeza. Robbins aconseja dejar el "instinto animal" para cuando ella esté cerca del orgasmo.
-Obviar las caricias: Además del clítoris, la piel es un excelente órgano erógeno que, si se sabe ocupar, permite ser más imaginativos y novedosos en el momento.
-Ir como un oso: "Un buen afeitado siempre se agradece", dice Robbins.
-Olvidar esos detalles: La sexóloga pide precaución con la vestimenta interior. Evitar esos boxers percudidos o viejos. Renueven la ropa interior.
-Caer en la rutina: No sean previsibles.
Y a ambos se les pide:
-No quedarse callado/a: Comuníquenle a su pareja sus preferencias, fantasías, ritmos. "Olvídate de tabúes y prejuicios y habla con tu amante; explícale lo que te gusta, qué quieres que te haga, cómo te gusta más o qué postura prefieres. Tu interés y buena disposición encenderá su pasión y no al contrario. Asimismo, pegúntale qué le gustaría practicar o dónde se excita más", propone la autora.
-Es preciso que conozcas tu cuerpo: "Es importante conocer cuáles son las limitaciones, las modificaciones y los puntos fuertes y débiles de nuestro cuerpo (...) Algo así como ‘educar’ a nuestra libido y enfocarla hacia aquello que más nos gusta en la cama", dice Robbins.
-Observar: "Nada hay más sensual que observar el cuerpo desnudo de nuestro amante y recorrer con la mirada sus curvas, volúmenes y sugerentes rincones. Aquí también es muy importante mantener una buena comunicación con el otro y decirle qué partes de su cuerpo nos gustan más. El elogio es un poderoso excitante", dice la autora, quien también pide detenerse y percibir los olores, el ritmo y el ambiente del momento.
Al finalizar, queda estrictamente prohibido: Dormir (sólo si los dos lo hacen), levantarse rápidamente al baño, ir a la cocina a buscar algo para comer sin compartirlo o ponerse a ver tele o a revisar cosas del trabajo. "El broche a una sesión de sexo con tu pareja debería culminar con gestos y palabras de ternura. Es el momento de compartir cómo nos hemos sentido, lo que nos ha gustado (...) Al levantarse es bueno seguir con esa comunión y realizar algo juntos, como reponer fuerzas tomando un entremés, ducharse juntos, ir a dar un paseo", recomienda Robbins.
Casi como un pequeño manual, la sexóloga estadounidense Tina Robbins escribió su "Manual para disfrutar el sexo todos los días del año" (Editorial Océano), en el que, si bien abarca prácticamente todas las variables que podría practicar una pareja para retomar su vida sexual, deja claro a lo largo del texto que antes de adentrarse en la aventura de las nuevas técnicas y juguetes sexuales, basta con lo que la naturaleza nos dio para activar el sexo con la pareja e incluso recuperar la libido cuando ésta escasea. Y para eso, sólo es necesario seguir ciertas normas básicas de la sexualidad humana, que, como escribe Robbins en varios puntos de su libro, sólo requieren de sentido común, empatía y, sobre todo, confianza en sí mismo y en el otro.
Aquí te mostramos las principales reglas de la vida sexual plena. En el caso de las mujeres, se les prohíbe:
-Planificar cuándo, dónde y cómo hacerlo: Se les ruega ser más flexibles y espontáneas.
-Apagar la luz: "La vista es uno de los sentidos que más excita a los hombres", cuenta la autora. No sean egoístas, entonces.
-Poner trancas a algunas prácticas: En este punto, Robbins apunta al sexo oral y anal.
-Acomplejarse: La baja autoestima queda fuera de lugar en la intimidad. "Dime cómo te ves y te diré cómo te relacionas con los demás", dice Robbins, recordando que uno de los órganos más erógenos del cuerpo humano es el cerebro. Trabajen su amor propio y atrévanse a llevar la iniciativa. Créanse el cuento.
-Esconder las manos: Amasen, estiren, pellizquen, acaricien. El tacto es fundamental.
-Ser demasiado vergonzosas: Sorpréndanlo con descaro, aconseja Robbins.
-Ignorar sus zonas erógenas: "Aunque te parezca mentira, más allá del pene hay vida sexual masculina", dice la sexóloga, antes de mencionar otras partes del cuerpo del hombre, como los pezones, la nuca, entre otros.
A ellos, las reglas le indican que no deben:
-Saltarse los juegos preliminares: Sean pacientes. A la gran mayoría de las mujeres -en la inmensa mayoría de las veces- no les gusta ir al grano.
-Ser bruscos: Ser masculino no es ser bruto, sobre todo en momentos en que la pareja necesita ternura y delicadeza. Robbins aconseja dejar el "instinto animal" para cuando ella esté cerca del orgasmo.
-Obviar las caricias: Además del clítoris, la piel es un excelente órgano erógeno que, si se sabe ocupar, permite ser más imaginativos y novedosos en el momento.
-Ir como un oso: "Un buen afeitado siempre se agradece", dice Robbins.
-Olvidar esos detalles: La sexóloga pide precaución con la vestimenta interior. Evitar esos boxers percudidos o viejos. Renueven la ropa interior.
-Caer en la rutina: No sean previsibles.
Y a ambos se les pide:
-No quedarse callado/a: Comuníquenle a su pareja sus preferencias, fantasías, ritmos. "Olvídate de tabúes y prejuicios y habla con tu amante; explícale lo que te gusta, qué quieres que te haga, cómo te gusta más o qué postura prefieres. Tu interés y buena disposición encenderá su pasión y no al contrario. Asimismo, pegúntale qué le gustaría practicar o dónde se excita más", propone la autora.
-Es preciso que conozcas tu cuerpo: "Es importante conocer cuáles son las limitaciones, las modificaciones y los puntos fuertes y débiles de nuestro cuerpo (...) Algo así como ‘educar’ a nuestra libido y enfocarla hacia aquello que más nos gusta en la cama", dice Robbins.
-Observar: "Nada hay más sensual que observar el cuerpo desnudo de nuestro amante y recorrer con la mirada sus curvas, volúmenes y sugerentes rincones. Aquí también es muy importante mantener una buena comunicación con el otro y decirle qué partes de su cuerpo nos gustan más. El elogio es un poderoso excitante", dice la autora, quien también pide detenerse y percibir los olores, el ritmo y el ambiente del momento.
Al finalizar, queda estrictamente prohibido: Dormir (sólo si los dos lo hacen), levantarse rápidamente al baño, ir a la cocina a buscar algo para comer sin compartirlo o ponerse a ver tele o a revisar cosas del trabajo. "El broche a una sesión de sexo con tu pareja debería culminar con gestos y palabras de ternura. Es el momento de compartir cómo nos hemos sentido, lo que nos ha gustado (...) Al levantarse es bueno seguir con esa comunión y realizar algo juntos, como reponer fuerzas tomando un entremés, ducharse juntos, ir a dar un paseo", recomienda Robbins.
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