'Retrato de Felipe IV', de Diego Velázquez. AP/Museo del Barrio |
Coincidiendo con la celebración del bicentenario de la independencia de las diferentes naciones de América Latina, el Museo del Barrio y la Sociedad Histórica de Nueva York se han unido para rescatar del olvido la herencia latinoamericana de la Gran Manzana.
“La historia que más se reconoce es la inmigración latinoamericana tras 1945 pero se ignora que ésta fue posible porque ya había una estructura creada anteriormente”, explicó a Efe el comisario de la exposición Elvis Fuentes.
La muestra recorre trescientos años de la historia de la ciudad, desde su fundación como Nueva Amsterdam en el siglo XVII, creada para ser el punto de referencia contra el imperio español, hasta el florecimiento del fenómeno latino en el siglo XX, explorado a través del documental del cineasta Ric Burns.
Según Fuentes, a pesar de que la inmigración masiva desde los diferentes países de Latinoamerica a Nueva York tuvo lugar tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo latino ya se había hecho mucho antes un hueco en la ciudad.
Lo latinoamericano se dejó sentir pronto y la primera persona no nativa en pisar la ciudad de los rascacielos, cuando ni siquiera era New Amsterdam sino Manhattan, fue el dominicano Juan Rodríguez, un mulato que huía de las autoridades españolas que lo perseguían por contrabando.
Hablando en español también entró a Nueva York la comunidad judía, una de las más numerosas actualmente en la ciudad, pues fueron sefardíes los primeros representantes de ese colectivo, aseguró a Efe Fuentes.
Así Nueva York, hogar de acogida de personas llegadas de cualquier parte del mundo, fue casi antes de su fundación lugar de encuentro de latinoamericanos y españoles que hallaron en esa ciudad el espacio ideal para desarrollar su comercio.
A través de la venta durante la época colonial de la cochinilla, el tinte que revolucionó la moda en Europa, el chocolate, el azúcar y otros productos del Caribe y América Latina se sentaron las bases para el desarrollo de la comunidad cubana, española y puertorriqueña en Nueva York.
“La moneda de plata española se convirtió en el cambio de referencia”, explicó a Efe Fuentes.
Mapas, pinturas y objetos de comercio sirven para trazar la intrincada relación entre Nueva York y el mundo latino, desde la antipatía inicial hacía lo español pasando por el apoyo a la causa republicana durante la Guerra Civil del país europeo hasta el establecimiento del Harlem Hispano, conocido como El Barrio.
“Los visitantes podrán vivir como Nueva York pasó de ser un puerto hostil a la población hispana en el siglo XVII a convertirse en tierra de acogida y hogar de latinos de cualquier parte del mundo”, aseguró la presidenta de la Sociedad Histórica de Nueva York, Lousie Mirrer.
El rechazo inicial de Nueva York por los españoles fue cambiando gradualmente gracias en parte al trabajo del autor estadounidense Washington Irving (1783-1859) que con su biografía de Cristóbal Colón, escrita en 1820 y 1831, colocó al navegante y a la corona españolas como figuras centrales de la historia de los orígenes de América.
Además de Irving, pintores como William Merrit Chase (1849-1916) o Frederich Edwin Church (1826-1900), cuyas obras se pueden ver en la muestra, reconocieron la importancia de lo hispano gracias a la reproducción de los paisajes de España y de Ecuador.
Entre las piezas que ilustran el viaje latinoamericano se encuentra la instalación “De aquí pa'llá” del artista español Antonio Martorell (1939), una reproducción de los aviones en los que los inmigrantes puertorriqueños llegaron a la ciudad de forma masiva.
“La mayoría de la gente, incluso los propios latinos, siguen sin reconocer la influencia de sus raíces en la ciudad”, explicó el director en funciones del Museo del Barrio, Julián Zugazagoitia.
La exposición, que se podrá ver hasta el 9 de enero de 2011, busca ser la narración de “la relación de doble vía que se estableció entre norte y sur”, puntualizó Fuentes.
- Por Alejandra Palés |
- | El Diario NY
No hay comentarios.:
Publicar un comentario