La razón podría estar en que el número de "congéneres" -substancias tóxicas que son creadas durante el proceso de fermentación del alcohol- que contiene la primera bebida es mayor que en la segunda, dijo Damaris Rohsenow, quien dirigió la investigación en la Universidad Brown, Rhode Island.
Pero aunque la resaca puede ser peor, Rohsenow aclaró que "no se registró un peor desempeño (en las actividades posteriores a la ingesta) tras beber whisky que tras beber vodka".
El estudio, que también monitoreó los patrones de sueño en los voluntarios, tampoco encontró que las interrupciones de sueño fuera peor en alguno de los dos casos.
Metodología
Los 95 voluntarios para la investigación, todos bebedores de alcohol saludables, tuvieron una noche de "aclimatación" antes de beber whisky o vodka la noche siguiente.
A todos, se les dio suficiente alcohol para ponerlos por arriba del límite legal para conducir un vehículo.
Los voluntarios que bebieron whisky reportaron más síntomas de resaca que los que bebieron vodka.
En la tercera noche se les dio una bebida "placebo" que no contenía alcohol.
En cada ocasión, se les preguntó cómo se sintieron al día siguiente y fue analizado qué tan bien podían concentrarse en algunas tareas.
Los voluntarios que bebieron whisky reportaron muchos más síntomas de resaca -tales como náuseas, dolor de cabeza, sed y fatiga- en comparación con aquellos que bebieron vodka.
Sin embargo, el rendimiento global en tareas que requerían concentración fue aproximadamente la misma en los dos grupos.
Rastro químico
Beber demasiado de cualquier bebida alcohólica puede tener una serie de efectos no deseados tanto a corto como a largo plazo
Chris Sorek, director ejecutivo de la organización sin fines de lucro Drinkaware.
Chris Sorek, director ejecutivo de la organización sin fines de lucro Drinkaware, dijo que los bebedores sociales deben ser conscientes de que ninguna bebida alcohólica ha eliminado los riesgos de tener una resaca.
En tanto que exceder los límites diarios recomendados podría significar resaca al día siguiente, aseguró, en el largo plazo, consumir alcohol en exceso regularmente podría aumentar el riesgo de cáncer o enfermedades del hígado.
La experta de la Fundación Británica del Corazón, Ellen Mason, recordó a la BBC que "beber en exceso aumenta la presión arterial, que a su vez puede causar un derrame cerebral. También aumenta el riesgo de ciertos tipos de cáncer, y puede causar daños al cerebro, al páncreas y al hígado".
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