La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que los síntomas más habituales son fiebre, tos seca, cansancio. Mientras que menos comunes las molestias y dolores corporales, dolor de garganta, diarrea, conjuntivitis, dolor de cabeza, pérdida repentina del sentido del olfato o gusto y/o erupciones cutáneas o pérdida de la coloración en los dedos de las manos o de los pies.
Entre los más graves, resaltan la dificultad para respirar o sufrir una sensación de falta de aire, dolor o presión en el pecho y la incapacidad para hablar o moverse.
Varios médicos explicaron qué pasa con las personas asintomáticas. El epidemiólogo Hugo Pizzi indicó: “Entre los asintomáticos hay un 30% que quedan con cronicidad COVID-19. De ese 30% hay un porcentaje que le afecta el corazón fundamentalmente con arritmia, a nivel cerebral con irritabilidad e insomnio y a nivel pulmonar quedan pequeñas zonas de fibrosis, que no vuelve a ser el mismo órgano”.
Laura Palermo, doctora en virología y profesora de la Universidad Hunter y en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, detalló: “Lo que se observa cuando se analizan personas que se infectaron, pero que no tuvieron síntomas son características anormales en los pulmones y en el corazón”. Y recomendó: “Lo que hay que recalcar que la mejor situación para todos es prevenir los contagios e inmunizar a toda la población”.
Según estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), hasta el 40% de las personas no presentan ningún síntoma de la enfermedad.
Cuadro de resfrío: es difícil distinguir entre una gripe convencional y una forma leve de COVID-19 sin un test diagnóstico específico de laboratorio.
Fatiga: es uno de los mayores efectos persistentes, según varios estudios. De acuerdo con una investigación de JAMA, un 53% de pacientes manifestaron tener una intensa fatiga unos 60 días después de mostrar los primeros síntomas por COVID-19.
Daños al corazón: existen varios registros de pacientes que experimentaron problemas cardíacos después de contraer el virus.
Tos persistente: es uno de los indicadores informado por muchos de los participantes del estudio de JAMA. La tos a menudo es seca, sin presencia de flema. Según datos de los CDC, el 43% de las personas que tenían COVID-19 todavía tenían tos de 14 a 21 días después de salir positivos en un test PCR.
Pérdida de gusto y olfato: esta falta repentina de percibir lo que se huele y el sabor de lo que se come es el gran sello distintivo del nuevo coronavirus. Si bien no sucede en todos los casos, está demostrado fuertemente su incidencia ante el SARS-CoV-2.
Pérdida de cabello: muchos pacientes que se recuperaron del virus informan problemas de pérdida de cabello.
Conjuntivitis: existen pacientes que durante el proceso del coronavirus tienen conjuntivitis. Suele presentarse en la fase media de la enfermedad. Es más frecuente en esa etapa que en la fase inicial. / Fuente: https://radiomitre.cienradios.com
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