Es común que, en diferentes etapas de la vida, las mujeres sufran ciertos síntomas que pueden provocar molestia y preocupación. Sin embargo, aunque algunas señales pueden alarmar, es importante entender que pueden estar relacionadas a los cambios por los que pasa el cuerpo femenino en diferentes momentos de la vida y que se relacionan,
De acuerdo con el ACOG, algunos de los síntomas más comunes que llevan a las mujeres a visitar a su especialista de salud femenina son la picazón, el ardor y el dolor, muchas veces producidos por la resequedad vaginal. Antes conocida como atrofia vaginal o vaginitis atrófica, más recientemente se utiliza el término síndrome genitourinario, y se refiere a los efectos de la disminución de los niveles de estrógeno en la vagina, los cuales incluyen su estrechamiento y acortamiento, así como el adelgazamiento de su revestimiento y la pérdida de elasticidad. Este síndrome también produce una disminución de la lubricación durante las relaciones sexuales, sangrado después de tener relaciones sexuales e infecciones vaginales frecuentes. Todos pueden afectar la capacidad de la mujer para disfrutar de su sexualidad y sentirse bien consigo misma.
Aunque algunas mujeres no buscan ayuda para mejorar las molestias ocasionadas por el síndrome genitourinario, una conversación abierta y sin tapujos con su proveedor de servicios de salud podrá ayudarles y permitirles disfrutar de las relaciones sexuales más plenas. En este aspecto, la doctora Carmita Laboy, sexóloga, terapeuta, investigadora y conferencista ofrece recomendaciones pertinentes para mejorar la sexualidad, a pesar de la resequedad vaginal.
“Si me preguntas cuál es mi mejor recomendación para una buena intimidad a pesar de la resequedad, la falta de excitación y de deseos y, por supuesto, de orgasmos, te diría solo una cosa: ¡empieza otra vez!”, recalca la también escritora, quien agrega que, en este aspecto, es imprescindible “vaciar todo lo que tienes en tu inventario, tanto de información como de experiencias vividas, y elegir ocupar ese espacio con conocimiento nuevo”. Para lograrlo, ofrece varias recomendaciones.
El test
1. Identifica tus respuestas: observa, con cuidado y exactitud, cómo responde tu cuerpo a sus estímulos, roces, caricias, besos.
2. Identifica tu pensamiento: dime y dite en qué estás pensando mientras te acaricias o acarician. ¿Te gusta?, ¿qué quieres? ¿Te excita? ¿Quieres más?
3. Califica: luego de observar tu pensamiento y tu cuerpo, ahora evalúa la experiencia. Por eso, en la escala del uno al diez, donde uno significa “no me gusta” y diez “me encanta”, dale una puntuación a la experiencia vivida en los puntos #1 y #2.
Si tu respuesta es 7 o menos, ¡detente! Busca ayuda para que tu cuerpo lubrique, tu mente quiera, tu alma se excite y tus deseos provoquen.
La reacción inmediata
Ante este ejercicio, Carmita Laboy señala que la reacción común es que muchas mujeres reaccionen escépticas.
“Sí, claro, dicen muchas, y añaden, como dicen por ahí, que ‘con la boca es un mamey’. Lo sé,reconozco que no es tan fácil para quienes sienten diversos síntomas físicos que asocian con dolor o malestar en el acto sexual”, enfatiza la sexóloga, a la vez que añade que esto se debe a que muchas insisten en callar y hasta en complacer, sin complacerse, en una actitud de sumisión en el rol de mujer y compañera, pero con una marcada aversión hacia el sexo.
“Es decir, evitan el encuentro sexual de cualquier manera. Desde el famoso dolor de cabeza hasta los perros en el medio de ambos en la cama. Otras ya están en la etapa de la total renunciación. O sea, jamás, nunca, no, punto”, señala Laboy, al mencionar que antes de tomar esta actitud se deben identificar y tomar en cuenta los beneficios físicos, mentales, emocionales y espirituales que surgen del buen placer sexual gracias a los efectos de la dopamina.
Entendiendo el acto sexual
Para la doctora la doctora Laboy, el acto y la conducta sexual se componen de varias partes, todas igualmente importantes y que necesitan especial atención:
Aspecto físico: la resequedad vaginal, el dolor durante el coito, la falta de deseo y apetito sexual, la ausencia de una adecuada excitación durante ese acto que provoque querer más y, con ello, disfrutar de ricos orgasmos son aspectos que se deben atender y entender.
Aspecto afectivo/emocional: está claro que aprendimos, desde pequeñas, que queremos ser penetradas en cuerpo y alma. Y si, queremos ser amadas, también, a través del sexo. Cuando esta percepción no es satisfecha, los deseos se desvanecen.
Aspecto cognitivo: es decir, tu pensamiento, ese que ahora la ciencia dice que es energía y onda, menciona Laboy, al indicar que ese es, precisamente, el campo de investigación y tratamiento desde donde le gusta empezar el proceso de ayuda para encontrar las mejores soluciones posibles.
Finalmente, la doctora Laboy expresa que se puede tener una buena intimidad a pesar de la resequedad y la falta de excitación, de deseos y, por supuesto, de orgasmos. Por ello, recomienda realizar el test y que, en adelante, que decidas disfrutar tu vida sexual a plenitud, recordando que “la intención es que el cuerpo lubrique, la mente quiera, el alma se excite y los deseos provoquen”.
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