¿De dónde vienen las raras luces que vemos en la oscuridad?

A veces estamos sumergidos en la oscuridad más absoluta. Ninguna farola ni ningún led iluminan nuestro cuarto y los ojos cerrados evitan que cualquier fotón residual pueda llegar a nuestra retina: el órgano que capta la luz y la transforma en estímulos eléctricos. 
Pero si prestamos atención, podemos percibir que, en realidad, la oscuridad está habitada por una especie de «ruido blanco» de sutiles luces de colores. Parecen hormigas luminosas. Se perciben, pero en realidad no están ahí y ni siquiera tienen forma, aunque a veces parecen seguir patrones geométricos. Si nos frotamos los ojos, el efecto es aún más intenso: de repente aparecen figuras geométricas que se mueven, arcos luminosos de varios colores y, a veces, auténticas lluvias de estrellas. ¿Qué son esta luces? ¿Son fruto de la imaginación? ¿Debemos dejar el hábito de beber una copa de vino en la cena?

Lo que ocurre es que estamos presenciando los llamados fosfenos, del griego «phos» (luz) y «phainein» (mostrar). Son destellos que se perciben, aunque no haya luz en el exterior, a causa de la estimulación de la retina y de la corteza visual

Los investigadores pueden inducirlos a través de estímulos magnéticos o eléctricos, pero habitualmente aparecen sencillamente por la excitación basal del sistema visual. También podemos provocarlos al ejercer presión sobre los ojos. Para muchos investigadores resultan interesantes porque aportan información sobre cómo funciona el sistema nervioso, y otros creen que conseguir inducirlos en personas ciegas de nacimiento es un camino para curar la ceguera. Sin embargo, lo cierto es que el fenómeno es ahora anecdótico y no se investiga muy activamente.

«Una vez que el ojo se ha adaptado a la oscuridad, y particularmente si uno se relaja, el campo visual se ilumina: nubes etéreas y partículas de luz aparecen, generalmente con tonos pasteles de azul, verde, naranja y amarillo. Si uno se aprieta los ojos, aparecen figuras» escribió en 1970 y en Scientific American Gerald Oster.

Patrones luminosos y en movimiento

Al apretarnos el globo ocular se produce un fenómeno que tiene muchas variantes.
 A veces se oscurece el campo visual o sencillamente aparece una franja de color en el extremo contrario de donde nos presionamos, tal como describió el mismísimo Isaac Newton. En otras ocasiones vemos un patrón luminoso, de formas geométricas, que se mueve y centellea, como si se tratara de un caleidoscopio.

A veces, un estímulo mecánico, provocado por fuertes estornudos y risas, o una bajada de presión sanguínea producida por levantarse muy rápido, pueden hacer que la visión se desvanezca. Pero en otras ocasiones, lo que ocurre es que en el campo visual aparecen pequeños puntos de luz que parecen estrellas en movimiento. Se sospecha que en estos casos el motivo puede estar en un estímulo mecánico o en una provisional escasez de glucosa o oxígeno, que estimulan a las neuronas del sistema visual.

Además, muchas drogas, como el alcohol o las sustancias alucinógenas, pueden provocar fosfenos por sus efectos sobre la corteza visual.

¿Y si hay luz dentro del ojo?

La mayoría de los investigadores creen que los fosfenos son creados por la actividad normal del sistema visual, o bien cuando este sistema es estimulado por factores distintos de la luz. Sin embargo, algunos investigadores han propuesto desde hace muchos años una explicación alternativa, según la cual en el interior del ojo se produce una pequeña cantidad de fotones.

Es el caso, por ejemplo, del investigador István Bókkon, un neurocientífico húngaro, quien recuerda que los átomos que forman las moléculas de las células emiten y absorben fotones. Considera que, dependiendo de dónde se originen los fosfenos en la retina se perciben unas formas, patrones y colores concretos.

Sea como sea, lo que está claro es que las únicas personas que no ven fosfenos son las que son ciegas de nacimiento. Por eso estudiar este curioso fenómeno y tratar de provocárselo a personas invidentes quizás puede servir de ayuda para trabajar en recuperar la visión. Fuente: http://www.abc.es

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