Cómo "El Chapo Guzmán" pasó de ser el criminal más temido del continente a un preso achacoso

Joaquín "El Chapo" Guzmán, el narcocriminal de 60 años, famoso por sus espectaculares escapadas de prisión de cárceles mexicanas, comenzó su ocaso definitivo el 19 de enero de 2017, cuando fue extraditado por avión a Estados Unidos. Desde ese momento, está preso en el Centro Correccional Metropolitano, de Nueva York, en total aislamiento.


En rigor, la decisión se tomó un año antes, el 8 de enero de 2016, cuando el presidente de México, Enrique Peña Nieto, confirmó que Guzmán había sido nuevamente capturado. El mandatario sabía que no podía correr el riesgo de exponerse a un nuevo papelón internacional, ​luego de lo que había sido su segunda y cinematográfica fuga de una prisión mexicana, en 2015, a través de un túnel de 1,5 km de largo y 10 metros de profundidad cavado hasta el desagüe de su ducha.

El ex jefe del cartel de Sinaloa es acusado de 17 delitos, entre ellos haber dirigido uno de los mayores imperios del narcotráfico de las Américas y enviar más de 200 toneladas de cocaína a Estados Unidos. Solo el primero, dirigir la poderosa organización criminal, puede implicar la cadena perpetua.



De todos modos, El Chapo se aleja cada vez más de esa imagen de omnipotencia que daba hasta hace dos años. Su declive fue precipitado. Eduardo Balarezo, su abogado, contó que tiene problemas físicos y de memoria, y que puede llegar al juicio incompetente debido a su extremo aislamiento.

Su esposa, la ex reina de belleza Emma Coronel, más de 30 años menor que él, no ha podido visitarlo. Sí le han permitido ver a sus pequeñas hijas mellizas, que asisten con su madre a cada audiencia en la corte federal de Brooklyn.

El criminal está "encerrado 23 horas al día, con la luz constantemente prendida", afirmó Balarezo. El defensor sostuvo que pasa frío en invierno y calor en verano. Además, aseguró que "no le dan agua, no le dan jabón para lavarse, le duele la garganta por el frío, y le duele la cabeza constantemente".

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La Justicia confirmó el pasado 10 de enero que el inicio del juicio a El Chapo, que estaba previsto inicialmente para el 16 de abril, será aplazado a septiembre. El magistrado Brian Cogan, a cargo del caso, aceptó una moción de Balarezo, que pretendía posponer el proceso para tener más tiempo, a fin de examinar con su cliente más de 290.000 páginas de documentos y cientos de miles de grabaciones presentados por la acusación.

"Debido a que el calendario de las vacaciones de verano (boreal) puede reducir significativamente la asistencia de jurados si el juicio comienza en agosto, el proceso será fijado para septiembre de 2018", sostuvo el juez Cogan en una nota al gobierno y a la defensa, sin dar más detalles. La próxima audiencia tendrá lugar el 15 de febrero, y allí ambas partes escogerán la fecha exacta de comienzo del juicio, que debe durar varias semanas.

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La preparación de la defensa, señala el abogado, es tanto mas complicada porque solo puede ver a El Chapo a través de un vidrio. Es una de las consecuencias de las condiciones de extremo aislamiento en las que el capo narco está encarcelado.

En diciembre, el abogado negó haber pasado mensajes del ex jefe narco a eventuales testigos de su futuro juicio, o haberlos amenazado, como lo acusa el gobierno. Para el letrado, hay un intento de intimidarlo y de obstaculizar el derecho a la defensa de su cliente.

También se quejó de que solo conocerá la identidad de los testigos que cooperan con el gobierno poco antes de que sean presentados al jurado, con lo cual no tendrá suficientemente tiempo para preparar los contrainterrogatorios.@infobae

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