Williams era el asistente de Moore: a él le correspondía llevarle diariamente el café. La discusión durante la cual el empleado admitió su delito se produjo delante de no menos de 12 testigos, frente a los cuales admitió que "en cientos de ocasiones" había hecho eso mismo. El hombre parecía orgulloso de sus actos.
No todo lo que reluce es oro.
El ex empleado (porque, lógicamente, fue despedido luego de su confesión) se enfrenta a una pena de nada menos que 1.070 años de cárcel por 860 delitos de abuso sexual. Fuente: http://www.bigbangnews.com
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