No hay más que fijarse la próxima vez que toque batir huevo. Se puede observar un fino hilito blanco que se diferencia claramente de la yema, naranja, pero también de la textura semitransparente de la clara. Hay uno a cada lado de la yema, su nombre es chalaza, y mantiene el equilibrio dentro del huevo, alimento rico en proteínas. De hecho, son un par de bandas espirales que detienen a la yema manteniéndola en el centro de la clara. De este modo, los más afanados en una alimentación saludable pueden gracias a ellas separar fácilmente la yema de la clara para utilizar solo esta última por ejemplo en tortillas. A veces también pueden dificultar esa tarea.
No son imperfecciones, ni embriones iniciales. Las chalazas están formadas por fibras de mucina, una familia de proteínas de alto peso molecular, que están unidas tanto a la cáscara del huevo como a la yema.
Si esta suerte de cordón umbilical se diferencia bien es que el huevo es fresco. Antes al contrario, si no se nota o se percibe poco, el huevo lleva mucho tiempo envasado. Al cocinarlo, se pierde su rastro.
Fuente: http://www.ideal.es