Los ácidos grasos insaturados que aporta el aceite de oliva contribuyen a controlar las cifras de colesterol y a prevenir enfermedades de tipo cardiovascular, ya que en concreto, los ácidos grasos Omega 3 que contiene, aumentan considerablemente el tiempo de coagulación de la sangre.
Los garbanzos, por su parte, son ricos en ácidos grasos Omega 6, que contribuyen al mantenimiento celular y al correcto funcionamiento del sistema inmune. Esta legumbre contiene también lecitina, un tipo de grasa que ayuda a tener el hígado sano y a prevenir enfermedades como la cirrosis.
Entre los minerales que aporta el garbanzo destaca el zinc, que permite al cuerpo asimilar y almacenar la insulina, siendo una gran ayuda para las personas que padecen diabetes. Además, contribuye a la rápida cicatrización de las heridas y a reforzar las defensas del organismo. También son ricos en hierro y por su aporte en fibra ayudan a reforzar la salud del sistema digestivo y a prevenir las hemorroides y el estreñimiento.
No hay que olvidar las grandes propiedades del limón como protector del organismo, ya que la Vitamina C que aporta, ayuda a mantener a raya a virus y bacterias.
Composición nutricional por 100 gramos:
Kcal: 177
proteínas: 4,86 g.
Hidratos de carbono: 20, 12 g.
Azúcar: 0,46g.
Grasa: 8, 59g.
Fibra: 4g.
Sodio: 242 mg.
Potasio: 173 mg.
Fuente: http://www.abc.es