1. Comer antes de comer: Exacto. Para perder peso lo ideal es no llegar hambriento al segundo plato. Lo ideal es haber comido antes un tentempié no muy calórico pero saciante, o escoger de primero una crema de verduras, o un poco de humus.
2. Planificar las comidas: Hacer la lista semanal de la compra y planificar los menús no solo reduce el estrés sino que te ayuda a mantenerte en forma. Un estudio de la Universidad de Texas que las personas que seguían un plan estructurado de comidas y practicaban ejercicio, al cabo de diez semanas habían perdido casi el doble de peso de los que no habían preparado con antelación sus menús y habían improvisado frente a la nevera.
3. Hacer pequeñas meriendas entre comidas: Este hábito ayuda a llegar menos hambriento a las comidas principales, además mantiene estables los niveles de azúcar en sangre y esto evita que el cuerpo almacene grasa.
4. Comer en un plato, bien presentado (y no muy grande): No comas frente a la nevera ni agarres un trozo de queso cada vez que pases por delante de la encimera. Te mereces comer mejor. Y lo mejor será que te sientes y te sirvas la comida en un plato, intenta que sea pequeño. Sentarte delante del plato y cumplir el ritual de comer te ayudará a controlar el tamaño de las raciones y te creará la conciencia de haber comido ya.Además, ver la comida bien presentada en un plato estimula la digestión.
5. Comer verduras en todas las comidas: Las verduras son la estrategia ganadora para perder peso. Son ricos en fibra que te hará sentir llena y satisfecha, y además te proporcionan la vitamina que necesitas para quemar grasas. Las personas que comen frutas y vegetales en abundancia tienen menos grasa corporal que aquellos que no lo hacen. Para conseguir un máximo de resultados, quítate de la cabeza que las ensaladas son un acompañante y conviértelas en un plato principal.
Fuente: http://www.elintransigente.com