Al sonar el pito final, la multitud saltaba al unísono y se abrazaban lo mismo conocidos que extraño
Por: Alex.figueroa/ gfrmedia.com
SAO PAULO, Brasil.- Si quiere saber cómo los brasileños se vivieron el mundial, sólo tenía que observar el rostro de Louviral José de Melo. No le gusta decir su edad, pero este hincha de sobre 60 años sudaba en frío al igual que otros decenas de miles de brasileños que se apretujaron en el Fan Fest en el centro de Sao Paulo para ver el partido en una pantalla gigante.
Un oficial de seguridad en el lugar dijo que dejaron de contar cuando pasaron las 30,000 personas. Un grupo reducido de croatas eran los únicos que celebraban por el gol en contra de Marcelo temprano en el partido.
"Para Brasil siempre tiene que se difícil", dijo un joven que se identificó como Joseph.
La ansiedad crecía e incluso se vio a algunos abandonar el lugar impacientes. Pero el mar de gente se quedó y ondeó como mar bravío cuando Neymar no desaprovechó la tirada libre para empatar el partido 1-1 a los 25 minutos del segundo tiempo.
La algarabía era tanta, que si hubiera sido en un partido de la final le mañana amanecía una estatua del árbitro Nishimura en el centro de Sao Paulo.
La gritería se calmó poco a poco y se cambió por ansias de que corriera el reloj. Muchos se entretenían hablando entre sí, comiendo y, claro, bebiendo. Otros bailaban y de reojo miraban la pantalla… hasta que Oscar calmó los ánimos con un golazo en los minutos de reposición.
Al sonar el pito final, la multitud saltaba al unísono y se abrazaban lo mismo conocidos que extraños. Louviral aplaudía con algo de nerviosismo.
"Es fantástico, es merecida (la victoria)", expresó. "Brasil será campeón".
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