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Por Camile Roldán Soto
La cabellera de él está
poblada de canas. A ella, no le ha salido siquiera la primera. Si no
fuera por ese detalle, los 12 años de diferencia en edad serían menos
evidentes. O al menos, la primera pregunta de sus amigas al verlo no
sería, medio en broma, medio en serio: ¿y ese viejito?
Noelia, de
38, no había pensado antes en entablar una relación con el perfil de
su enamorado, quien tiene 50. Pero el amor rompe esquemas. Sorprende y a
veces te coloca en situaciones que jamás esperaste. Digamos, enamorarte
de alguien 10, 12, 15 años mayor que tú o, quizás, aun más.
Si
este es tu caso, debes tener en cuenta que a veces, quienes cuestionan
la estabilidad de estas uniones no son quienes la forman sino los ojos
que juzgan alrededor. Así es, porque demasiados clichés rodean el asunto
de la edad en las relaciones, especialmente si es la mujer quien se
decide por un compañero menor que ella.
En el caso del hombre que escoge unirse a una mujer menor también hay estereotipos, aunque generalmente menos severos.
“Las personas en este tipo de relaciones tienen que entender
que no van a tener una unión tradicional porque no van a estar los dos
en la misma etapa de vida”, comenta Enid Cartagena, consejera
profesional.
Noelia, por ejemplo, está en un momento
importante de su carrera profesional. Mientras su compañero, quien
también es padre de una niña, se encuentra en una etapa más relajada
tras haber conquistado varios retos en su trabajo. Dedica bastante
tiempo a su única hija y eso, a veces presenta el reto de armonizar sus
agendas.
“A veces no tengo mucho tiempo libre y quisiera estar a
solas con él. Es algo que hemos hablado y poco a poco vamos encontrando
la forma de mantener nuestra intimidad sin que se afecte esa relación
entre ellos”, comenta la mujer.
Enfrentados a estas y otras
situaciones, los enamorados tienen que decidir cuáles son sus
prioridades y qué están dispuestos a negociar con tal de mantener su
relación frente a esos escenarios.
Llegar a acuerdos puede ser difícil, pero no imposible. Y
dependerá, no tanto de la edad cronológica sino de las metas y
prioridades de cada cual. Cartagena señala que, a veces, en la
negociación, usualmente la persona que es mayor tiende a querer asumir
el control y es algo que hay que evitar.
“También es importante no suponer que el que sea mayor es más maduro. La edad nada tiene que ver con el comportamiento”, apunta.
Recomienda
a las parejas discutir los temas importantes tales como los hijos, el
dinero y las metas a largo plazo, antes de convivir o casarse.
También deben ser conscientes de que uno de los dos enfrentará cambios físicos y emocionales diferentes al otro.
En
cualquier caso, lo que hace la diferencia en este tipo de parejas es la
madurez para establecer prioridades conjuntas, comprenderse y apoyarse
cuando lleguen los momentos difíciles.
“Tienen que tener mucha intimidad, en el sentido amplio de la palabra. Ser amigos, conversar mucho”, apunta la consejera.
Cinco preguntas
¿Los une algo más que la atracción sexual?
¿Disfrutas
de compartir con su grupo de amistades y viceversa? Si no es así,
pueden darse el espacio necesario para permitirse mantener sus
respectivas amistades.
¿Están preparados para enfrentar las
diferencias en las etapas de vida? Por ejemplo, uno de ustedes puede
estar en la fase más productiva de su carrera y el otro a punto de
retirarse. Esto puede provocar diferencias en sus respectivas rutinas.
Esta
pregunta deben hacérsela parejas con cualquier diferencia de edad:
¿están dispuestos a cuidar uno del otro si sufren alguna enfermedad?
¿Están dispuestos a comprometerse uno con el otro?
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