Un grupo de tres fotógrafos rusos podrían pasar tres años en la cárcel luego de trepar la Gran Pirámide de Giza, en Egipto para tomar fotos, luego de que la seguridad retirara a todos los turistas de la zona.
Los jóvenes se escondieron poco más de cuatro horas hasta que finalizara el acceso al público, antes de subir la pirámide, cumplir con su propósito y salir sin ser vistos.
"Nos quedamos cinco horas escondidos después de que fue el último turista; tiritábamos de frío", relataron los jóvenes que podrían ir presos hasta tres años. "Me quedé mudo. Sentí una alegría escalofriante. La felicidad absoluta", dijo uno de los fotógrafos.
Tres rusos treparon a Keops pese a la prohibición y los cercos de seguridad que lo impedían. Realizan esa actividad en diversos puntos del planeta y toman imágenes inéditas de los lugares que visitan.
La historia la recoge el diario español ABC. Allí cuenta cómo dos jóvenes pudieron terminar en la cárcel. Ellos son "Mister Marat" y dos amigos cuyos nombres no trascendieron.
En su blog, el protagonista que se hace llamar "Mister Marat" cuenta cómo fue la travesía que tuvo que atravesar para llegar a ese inaccesible tesoro de la humanidad.
"Para subir a la pirámide, nos quedamos cinco horas escondidos después de que se hubiera ido el último turista. Tiritábamos de frío", relató Marat y agrega: "Trepamos por las losas de piedra de uno de los edificios más antiguos de la humanidad mientras escuchábamos el eco de la oración en Giza, y sin darnos cuenta estábamos en la parte superior".
No es la primera vez que los tres escurridizos rusos cometen su objetivo sin ser vistos. Ellos recorren el mundo buscando terrazas de muy difícil acceso desde donde poder fotografiar ciudades desde ángulos nunca antes vistos.
Marat y sus amigos tardaron alrededor de veinte minutos en subir hasta lo más alto de Keops y describió la hazaña como "agotadora".
"Todo este tiempo disfrutaba del momento. El corazón latía con fuerza a punto de cumplir mi sueño más grande. Me quedé sin palabras. Mis ojos vieron lo que tanto quería. Sentí una alegría escalofriante, la felicidad absoluta, pero al mismo tiempo, el miedo de que pudiéramos quedar atrapados. Fugaces momentos de felicidad.", expresó.
Los jóvenes se escondieron poco más de cuatro horas hasta que finalizara el acceso al público, antes de subir la pirámide, cumplir con su propósito y salir sin ser vistos.
"Nos quedamos cinco horas escondidos después de que fue el último turista; tiritábamos de frío", relataron los jóvenes que podrían ir presos hasta tres años. "Me quedé mudo. Sentí una alegría escalofriante. La felicidad absoluta", dijo uno de los fotógrafos.
Tres rusos treparon a Keops pese a la prohibición y los cercos de seguridad que lo impedían. Realizan esa actividad en diversos puntos del planeta y toman imágenes inéditas de los lugares que visitan.
La historia la recoge el diario español ABC. Allí cuenta cómo dos jóvenes pudieron terminar en la cárcel. Ellos son "Mister Marat" y dos amigos cuyos nombres no trascendieron.
En su blog, el protagonista que se hace llamar "Mister Marat" cuenta cómo fue la travesía que tuvo que atravesar para llegar a ese inaccesible tesoro de la humanidad.
"Para subir a la pirámide, nos quedamos cinco horas escondidos después de que se hubiera ido el último turista. Tiritábamos de frío", relató Marat y agrega: "Trepamos por las losas de piedra de uno de los edificios más antiguos de la humanidad mientras escuchábamos el eco de la oración en Giza, y sin darnos cuenta estábamos en la parte superior".
No es la primera vez que los tres escurridizos rusos cometen su objetivo sin ser vistos. Ellos recorren el mundo buscando terrazas de muy difícil acceso desde donde poder fotografiar ciudades desde ángulos nunca antes vistos.
Marat y sus amigos tardaron alrededor de veinte minutos en subir hasta lo más alto de Keops y describió la hazaña como "agotadora".
"Todo este tiempo disfrutaba del momento. El corazón latía con fuerza a punto de cumplir mi sueño más grande. Me quedé sin palabras. Mis ojos vieron lo que tanto quería. Sentí una alegría escalofriante, la felicidad absoluta, pero al mismo tiempo, el miedo de que pudiéramos quedar atrapados. Fugaces momentos de felicidad.", expresó.
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