La congelación, y no el Big Bang, como origen del universo

La congelación, y no el Big Bang, como origen del universoProponen que el origen del espacio y el tiempo se debe a un cambio de fase, como el del agua cuando se convierte en hielo

 
Un grupo de físicos teóricos ha propuesto una explicación alternativa al origen del universo. En vez de entender el Big Bang como la expansión de un punto infinitamente denso de energía, plantean que el comienzo del espacio y el tiempo pudo deberse a un cambio de fase. Como cuando el agua se transforma en hielo.
«Los filósofos de la antigua Grecia se preguntaban de qué estaba hecha la materia: ¿era acaso un continuo, o estaba compuesta de partículas elementales e indivisibles?», explica James Quach, líder del proyecto. «Gracias a potentes microscopios, nosotros sabemos que está formada por átomos». De igual manera, asegura, Einstein propuso que el espacio y el tiempo eran continuos y que fluían con suavidad. Su grupo y él creen que esto podría no ser cierto a escalas muy pequeñas.
«Una nueva teoría, conocida como Quantum Graphity, sugiere que el espacio podría estar formado también por pequeños bloques indivisibles, como pequeños átomos», afirma Quach. El problema sería que estos ladrillos fundamentales del universo serían demasiado pequeños para poder ser detectados.
Pero para que algo sea ciencia es necesario que se pueda poner a prueba. La refutación es la herramienta básica del método científico, por lo que las hipótesis para la que no se pueden hacer ni predicciones ni experimentos se quedan en una meras curiosidades. Este no es el caso. Si no pueden ver los bloques fundamentales, ¿cómo se confirma o se rechaza? Buscando las grietas.

Grietas en el «universo»

«Imagina el universo como si fuese un líquido. Cuando se enfría, se cristaliza en las tres dimensiones espaciales y en la temporal que vemos hoy. Teorizado de esta manera, según el universo se enfría uno espera encontrar ciertas grietas y fisuras, igual que las que se forman cuando el agua pasa a convertirse en hielo», explica Quach. Su equipo confía en que estos defectos sí puedan detectarse.
«La luz y otras partículas deberían curvar su trayectoria o incluso reflejarse en estas fisuras, y por tanto, en teoría deberíamos ser capaces de detectar esos efectos», concluyó.
Esta nueva hipótesis sobre el origen del universo se ha publicado en la revista Physical Review D, dedicada a partículas, campos, gravitación y cosmología.

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