Los errores más comunes que cometen los hombres al hacer el amor
Por Elizabeth Núñez / GDA / El Nacional Venezuela
Como amante, Juan no es un fracasado, pero Carmen Adriana ha acudido al sexólogo para quejarse de la brusquedad de su marido cuando están en la intimidad.
“No sé si como él es deportista, convierte una noche placentera en final de campeonato, en el que la meta es ganar”, confiesa la mujer, de 32 años de edad, algo confusa por los modales de macho que su pareja exhibe.
Ese tipo de reclamos no constituye para nosotros ninguna novedad, admite Luis Ángel Valles, psiquiatra y sexólogo.
Los errores, llamémosles así, de los hombres en la cama se podría decir que son más frecuentes porque la sociedad espera que en la pareja sea él quien asuma la iniciativa y el control, indica Valles.
“Yo he tenido ahí enfrente a una pareja a punto de divorciarse porque ella exige que él sea más bien salvaje y no la trate con tanta condescendencia”, señala el especialista.
Amante y adversario
Valles considera que el asunto, sin embargo, se torna delicado cuando la pareja no llega a acuerdos porque no hay comunicación.
¿Cuándo saber que un amante es bueno? Valles no se atreve a responder porque, confiesa, no conoce la respuesta. Pero es obvio que existe un terreno donde el acto sexual puede devenir en competencia entre amantes o en aburrimiento.
Para salir de dudas, y de un modo práctico, el consejero sexual estadounidense Road Philips alcanzó celebridad en la década de los ochenta gracias a un cuestionario dirigido a mujeres casadas: su famoso “ranking” de los errores más frecuentes del hombre en la cama.
En un tono más divertido que académico, Philips identifica las señales de alerta en las que incurren los hom bres cuando van al sexo. Desde quedarse con los calcetines puestos en el acto -como suelen hacer los actores porno¬ hasta detalles ridículos, como ese de ponerle nombre de mascota al pene, y decirle a la mujer: Mira, te presento a mister Wilson.
La lista fatal
Según Philips, entre las 50 cosas fatales que el hombre no debería hacer en la cama frente a una mujer desnuda, destacan: responder a una llamada telefónica. Más de lo que puedan imaginar, el uso del celular en el acto sexual figura, según encuesta de BBDO Worldwide, como uno de los actos más detestables, aunque sólo 15% de los estadounidenses interrumpa el orgasmo para contestar la llamada.
Los hombres que dialogan en el instante sublime también irritan a las mujeres. Cierto que no hay que acudir al sexo con la seriedad de quien va a un ritual religioso, pero aprovecharse de la condición de simpático para montar un “stand-up comedy” durante el coito no es conveniente, apunta Philips.
Agreguen la impertinencia de citar las habilidades sexuales de otras mujeres mientras hacen el amor. No crean, ocurre en hombres que después de la metida de pata, confiesan haberlo hecho para ayudar a la pareja.
Señores, las mujeres se resienten cuando les mencionan a exnovias. En ese instante, la regla de oro es que ella es la única en el mundo.
Valles recuerda incluir los colapsos poscoito, es decir, hombres que se quedan dormidos segundos después del orgasmo. Aunque se explica por una razón fisiológica que empuja al macho a los brazos de Morfeo tras el coito, la pérdida de glucógeno en los músculos desencadena la liberación de una hormona que provoca sueño.
Finalmente, la gota que colma la copa se le otorga al hecho de saltarse los preliminares para ir directo a la penetración.
En todo caso, en el sexo hay la posibilidad de equivocarse y aprender, explica Valles. O como decía un personaje de Balzac: Posiblemente los peores errores de nuestra vida son los que no cometemos.
“No sé si como él es deportista, convierte una noche placentera en final de campeonato, en el que la meta es ganar”, confiesa la mujer, de 32 años de edad, algo confusa por los modales de macho que su pareja exhibe.
Ese tipo de reclamos no constituye para nosotros ninguna novedad, admite Luis Ángel Valles, psiquiatra y sexólogo.
Los errores, llamémosles así, de los hombres en la cama se podría decir que son más frecuentes porque la sociedad espera que en la pareja sea él quien asuma la iniciativa y el control, indica Valles.
“Yo he tenido ahí enfrente a una pareja a punto de divorciarse porque ella exige que él sea más bien salvaje y no la trate con tanta condescendencia”, señala el especialista.
Amante y adversario
Valles considera que el asunto, sin embargo, se torna delicado cuando la pareja no llega a acuerdos porque no hay comunicación.
¿Cuándo saber que un amante es bueno? Valles no se atreve a responder porque, confiesa, no conoce la respuesta. Pero es obvio que existe un terreno donde el acto sexual puede devenir en competencia entre amantes o en aburrimiento.
Para salir de dudas, y de un modo práctico, el consejero sexual estadounidense Road Philips alcanzó celebridad en la década de los ochenta gracias a un cuestionario dirigido a mujeres casadas: su famoso “ranking” de los errores más frecuentes del hombre en la cama.
En un tono más divertido que académico, Philips identifica las señales de alerta en las que incurren los hom bres cuando van al sexo. Desde quedarse con los calcetines puestos en el acto -como suelen hacer los actores porno¬ hasta detalles ridículos, como ese de ponerle nombre de mascota al pene, y decirle a la mujer: Mira, te presento a mister Wilson.
La lista fatal
Según Philips, entre las 50 cosas fatales que el hombre no debería hacer en la cama frente a una mujer desnuda, destacan: responder a una llamada telefónica. Más de lo que puedan imaginar, el uso del celular en el acto sexual figura, según encuesta de BBDO Worldwide, como uno de los actos más detestables, aunque sólo 15% de los estadounidenses interrumpa el orgasmo para contestar la llamada.
Los hombres que dialogan en el instante sublime también irritan a las mujeres. Cierto que no hay que acudir al sexo con la seriedad de quien va a un ritual religioso, pero aprovecharse de la condición de simpático para montar un “stand-up comedy” durante el coito no es conveniente, apunta Philips.
Agreguen la impertinencia de citar las habilidades sexuales de otras mujeres mientras hacen el amor. No crean, ocurre en hombres que después de la metida de pata, confiesan haberlo hecho para ayudar a la pareja.
Señores, las mujeres se resienten cuando les mencionan a exnovias. En ese instante, la regla de oro es que ella es la única en el mundo.
Valles recuerda incluir los colapsos poscoito, es decir, hombres que se quedan dormidos segundos después del orgasmo. Aunque se explica por una razón fisiológica que empuja al macho a los brazos de Morfeo tras el coito, la pérdida de glucógeno en los músculos desencadena la liberación de una hormona que provoca sueño.
Finalmente, la gota que colma la copa se le otorga al hecho de saltarse los preliminares para ir directo a la penetración.
En todo caso, en el sexo hay la posibilidad de equivocarse y aprender, explica Valles. O como decía un personaje de Balzac: Posiblemente los peores errores de nuestra vida son los que no cometemos.
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